El presidente Andrés Manuel se trasladó a Manzanillo a bordo del vuelo 2564 de Aeroméxico, en un inusual trayecto pletórico de explicaciones de un perspicaz piloto, de nombre Alejandro Aguilera. En vísperas del despegue realizó una descripción de lo que se vería ya en el aire, entre otros puntos, que se apreciaría lo que resta del lago de Texcoco al que querían terminar de secar, en alusión a la frustrada construcción del nuevo aeropuerto. Mencionó la importancia del lago Nabor Carrillo. Satisfecho con la narración, López Obrador acompañó el aplauso que algunos pasajeros prodigaron por la ilustración.