Georgina Saldierna

Una de cada tres consumidores de drogas en el mundo es mujer o niña. Sin embargo, sólo una quinta parte de quienes reciben tratamiento por abuso de enervantes son del sexo femenino, ya que para acceder a él se deben superar importantes obstáculos sistémicos, estructurales, sociales, culturales y personales, reporta la Junta Internacional de Fiscalización de Estupefacientes (JIFE), de la Organización de Naciones Unidas (ONU), en su informe anual 2016.

El documento, que se dio a conocer ayer en las oficinas de la ONU en México, refiere que el nivel de consumo de las mujeres es más elevado en los países de ingresos altos e incluso este sector de la población ha registrado un incremento de sobredosis mayor al que se observa entre los hombres.

También ha aumentado considerablemente el número de personas del sexo femenino detenidas por delitos relacionados con las drogas. Según el informe, en los pasados 30 años el número de mujeres encarceladas en Estados Unidos por infracciones vinculadas con los estupefacientes se incrementó más de 800 por ciento, frente al aumento de 300 por ciento en el número de hombres.

Las dos terceras partes de las mujeres encarceladas en prisiones federales del vecino país lo están por delitos no violentos relacionados con las drogas. En Europa y Asia Central el porcentaje es de más de 25 por ciento y en América Latina se ubica entre 60 y 80 por ciento.

La JIFE pide políticas y programas que otorguen a las drogadictas mayor acceso a los servicios de salud y más financiamiento para prevenir y tratar el uso de enervantes. De igual manera, insta a los estados que han registrado altas tasas de encarcelamiento por delitos leves ligados a los estupefacientes adoptar respuestas no punitivas, es decir, medidas sustitutivas de la privación de la libertad. Exhorta asimismo a abolir la pena de muerte.

El organismo dependiente de la ONU destaca que los tratados de fiscalización de drogas no disponen que se deba encarcelar a los consumidores de enervantes ni a quienes cometen infracciones leves. Las medidas sustitutivas, como el tratamiento, la rehabilitación y la reinserción social, siguen sin utilizarse lo suficiente, lamenta.

Luego de señalar que en 2014, 87 por ciento de la cocaína que entró a Estados Unidos lo hizo a través de Centroamérica y México, y el 13 por ciento restante fue por el Caribe, la junta reitera que la legalización de la cannabis con fines no médicos es incompatible con las obligaciones jurídicas internacionales.

Por ello, mantiene un diálogo con los estados que han permitido o están considerando la posibilidad de permitir el uso de esa droga con fines no médicos y la creación de un mercado de productos.