Dora Villanueva

El inicio de la segunda mitad del gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador irá acompañado de una simplificación en la forma en que los contribuyentes pagan sus contribuciones al fisco. Sin nuevos impuestos o alza de tasas más allá de la inflación, el gobierno federal estima que los ingresos públicos alcancen 7 billones 88 mil 250 millones de pesos para el próximo año, recursos que provendrán de los contribuyentes, las cuotas a la seguridad social, derechos, aprovechamientos y financiamiento (deuda), entre otros rubros.

En la propuesta que el Ejecutivo federal entregó al Congreso se estima que por impuestos se capten 3 billones 944 mil 520 millones de pesos, 55.6 por ciento de todos los ingresos del próximo año. En ese rubro se establecerá un régimen de confianza –una serie de medidas que buscan simplificar el pago de obligaciones, especialmente entre los pequeños contribuyentes–, además de continuar con la política de eficiencia recaudatoria.

Entre los principales rubros de ingreso, Hacienda estima que la mayor parte provenga del impuesto sobre la renta, 2 billones 73 mil 493 millones de pesos; del impuesto al valor agregado, un billón 213 mil 778 millones; del impuesto especial sobre producción y servicios, 505 mil 239 millones, y cerca se encuentran las cuotas a la seguridad social, que alcanzarían 411 mil 853 millones de pesos.

De acuerdo con la iniciativa de Ley de Ingresos 2022, vía ingresos directos se tendrán 6 billones 172 mil 635 millones de pesos el próximo año, 7.5 por ciento mayores a los presupuestados el año pasado.

El documento detalla que los ingresos derivados de financiamientos (deuda) suman 915 mil 615 millones de pesos, compuesto por un endeudamiento neto de 845 mil 807 millones de pesos y 32 mil 986 millones que se consideran déficit de organismos y empresas de control directo.

Para los límites de endeudamiento, el gobierno federal pide al Congreso un máximo de 850 mil millones de pesos en deuda interna y de hasta 3 mil 800 millones de dólares en externa, monto que incluye también a la banca de desarrollo.

El documento entregado este miércoles a la Cámara de Diputados refleja que la Secretaría de Hacienda lo tiene claro: la estructura tributaria actual se agotó. Pese al reiterado discurso sobre que la eficiencia recaudatoria dará recursos suficientes para no hacer una reforma fiscal, sus proyecciones reportan lo contrario.

La iniciativa enviada a San Lázaro estima que los ingresos presupuestarios alcanzaron su máximo –23.1 por ciento del PIB– el año pasado, cuando la economía mexicana tuvo su mayor contracción en 88 años. Para 2021 se prevé que alcancen 22.5 y al menos hasta 2027, no rebasarán 22 por ciento.

Con ello, Hacienda implica que los ingresos, pese a las medidas de eficiencia recaudatoria, no aumentarán en uno o 2 por ciento con que cuenta el sector público, según refirió meses atrás el Servicio de Administración Tributaria.