Edgar H. Clemente,
Tapachula, Chis. El nuevo éxodo migratorio hacia el sur de México no sólo satura oficinas, como las de la Comisión Mexicana de Ayuda a Refugiados (Comar) y del Instituto Nacional de Migración (INM), sino también los negocios de cobro de remesas, en los cuales extranjeros reciben dinero de familiares y amigos para que puedan continuar su travesía hacia Estados Unidos.
Según estimaciones del INM, actualmente están varados en Tapachula unos 20 mil extranjeros, lo que ha propiciado que en tiendas de conveniencia, departamentales, supermercados y bancos se formen diariamente largas filas de migrantes esperando turno, lo que ha causado inconformidad entre la ciudadanía del estado por las aglomeraciones que causan, incluso sobre la vía pública.
El empresario Alfredo Gálvez, consejero de la Confederación Patronal de la República Mexicana, pidió a las autoridades locales aplicar el reglamento de servicios públicos, para que las filas de indocumentados en estos establecimientos no invadan las banquetas, porque afectan otros negocios y a peatones, que se ven obligados a caminar por el arrollo vehicular.
Agregó que el centro de Tapachula se ha sometido a importantes arreglos, pero la presencia de extranjeros causa desorden y afecta la imagen. Por ello, solicitó la intervención de nuestra autoridad municipal, para poner orden en los espacios públicos de nuestro sendero, en la cuadra de la Segunda a la Cuarta Avenida Norte, donde la tienda Elektra no se hace responsable de sus clientes migrantes.
Por su parte, el cubano Alberto Castillo dijo que el dinero que recibiría fue enviado por su madre, quien reside en Estados Unidos, para pasajes, alimento y hospedaje durante su travesía hacia la frontera norte. Afirmó que sin guía y sin documentos, se aventurará junto a otra decena de migrantes para recorrer el país yendo de pueblo en pueblo, con la esperanza de no ser detenido, y en algunos tramos irá caminando para rodear los puntos de revisión migratoria instalados en carreteras.