Arturo Sánchez Jiménez

La Unión Nacional de Trabajadores por la Salud en México demanda transformar el sistema sanitario, frente a las instalaciones del IMSS.

Ante la posibilidad de que se presenten rebrotes de la epidemia de Covid-19 en México, se requiere diseñar mecanismos de alerta, semejantes al sistema de alertas sísmicas, con el fin de notificar a la población del riesgo y llamarla a adoptar medidas concretas, de acuerdo con Malaquías López Cervantes, del Departamento de Salud Pública de la Facultad de Medicina de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).

También integrante de la Comisión Universitaria para la Atención de la Emergencia del Coronavirus –creada por el rector Enrique Graue con el fin de informar a la comunidad sobre la pandemia y tomar decisiones–, señaló que es indispensable analizar el curso de las curvas pandémicas y ubicar el momento de evolución en el cual nos encontramos para redefinir de modo más acertado las políticas públicas de cada región.

En una conferencia del ciclo La Ciudad y la Pandemia, organizado por el Programa Universitario de Estudios sobre la Ciudad, subrayó que los paralelismos iniciales planteados entre el Covid-19 y el comportamiento de la influenza trajeron consigo decisiones equivocadas sobre el manejo de la salud pública.

El virus causante del Covid-19 no muta tan rápido, por lo cual las vacunas podrían darnos una inmunidad de dos años o hasta tres, ante un sistema de revacunación por influenza que debe ser anual.

López Cervantes precisó que, para el caso de México, el panorama de la evolución de la epidemia es incierto, pues las predicciones sobre los picos máximos de contagio no se han cumplido. Por esta razón, el tránsito hacia una nueva normalidad debe considerarse desde una política pública integral, en la cual se establezcan mecanismos para el cuidado de la salud, el acceso a una buena alimentación y la conducción de una buena economía.

Además, expresó que la transición hacia un nuevo modelo debe incluir el consenso social, especialmente en la aceptación de las nuevas restricciones de la vida pública y aceptar el riesgo por la permanencia del virus en nuestros entornos cotidianos.