Fernando Camacho y Emir Olivares

En vísperas de que el Senado dé a conocer la terna final de los candidatos a presidir la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH) para el periodo 2019-2024, La Jornada se dio a la tarea de conversar con algunos de los aspirantes para conocer su plan de trabajo, su visión del organismo autónomo y su evaluación general del país.

Entre las preocupaciones comunes de todos ellos figura la crisis humanitaria por la desaparición de personas, pero también la violencia de género, los abusos contra los migrantes indocumentados, la persistencia de la tortura y el cuidado del interés superior de la infancia, así como el rol que debe asumir la CNDH ante este escenario.

A continuación se presentan los perfiles y algunas de las propuestas de cuatro de los candidatos con los que conversó este diario.

Michael W. Chamberlin: Es miembro del Consejo Consultivo de la CNDH y ha sido consultor independiente sobre temas como derechos indígenas, tortura, desaparición y protección a activistas y periodistas.

Aunque consideró que la CNDH hizo un trabajo importante de la mano de Luis Raúl González Pérez, también estimó que la institución tiene una visión demasiado idealista de la legalidad, sin entender que no es lo mismo el Estado que las víctimas, por lo que propone asumir una postura mucho más cercana a éstas.

Por ello, indicó que estaría a favor de mencionar explícitamente en las recomendaciones a los perpetradores de violaciones de derechos humanos, con nombre y apellido, y realizar análisis integrales de las agresiones que sufren las víctimas, para descubrir los patrones en ellas y no ver cada caso de forma aislada.

La CNDH tiene un gran potencial que no se ha aprovechado, porque arrastra una inercia burocrática y legalista que no le permite tener una perspectiva de derechos humanos. Necesita impulsar procesos de diálogo honesto y directo, pero no necesariamente de confrontación, sino buscando puentes de respeto y diálogo, señaló.

Elizabeth Lara Rodríguez: Es encargada de la oficina de la CNDH en Ixtepec, Oaxaca, y fue colaboradora del albergue Hermanos en el Camino, dirigido por el sacerdote Alejandro Solalinde, quien la presentó con el presidente Andrés Manuel López Obrador.

Tras destacar que tiene no sólo los conocimientos técnicos para dirigir a la CNDH, sino también el corazón y el coraje para ello, señaló que una de sus principales propuestas es que el organismo tenga un carácter itinerante para estar cerca de las víctimas de todo el país.

Hay que bajarse del pedestal e ir a las comunidades a ensuciarse los zapatos, porque la verdadera defensa de los derechos humanos no se puede hacer desde un escritorio. Tenemos que caminar a ras de suelo con las víctimas, enfatizó.

Lara señaló que una de sus prioridades sería la atención de los abusos contra los migrantes indocumentados, entendiendo el tema como un fenómeno multicausal, y se dijo a favor de un mecanismo internacional extraordinario contra la impunidad, pues las instituciones comunes del Estado están rebasadas.

José de Jesús Orozco Enríquez: En dos ocasiones fue presidente de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) y magistrado del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación. En la actualidad es miembro de la Junta de Gobierno de la Universidad Nacional Autónoma de México y del Consejo Consultivo de la propia CNDH.

Orozco destacó como una de sus cartas fuertes la experiencia y conocimientos acumulados durante su paso por la CIDH, y señaló como los puntos más importantes de su agenda de trabajo los temas de desaparición de personas, violencia contra las mujeres, migración indocumentada y construcción de la paz.

De igual forma, propuso una reforma orgánica y administrativa de la comisión para reorganizar sus visitadurías, de tal manera que atiendan la defensa de las víctimas sin descuidar la asistencia técnica a las autoridades.

Por otro lado, señaló que de ser elegido, crearía una unidad de medidas urgentes de protección para otorgar medidas cautelares de forma ágil, además de hacer un diagnóstico completo del organismo y reforzar las tareas de prevención de abusos, y no sólo de atención cuando éstos ya ocurrieron.

Carlos Pérez Vázquez: Es investigador, académico y escritor, y su candidatura tiene el apoyo público de Rigoberta Menchú, premio Nobel de la Paz 1992. Fue coordinador de derechos humanos y de asesores de la presidencia de la Suprema Corte de Justicia de la Nación.

Pérez Vázquez consideró que la CNDH no ha funcionado a su máxima capacidad, por lo que sugiere un plan de trabajo basado en seis puntos, entre los que destaca la erradicación de la violencia de género, así como la atención a sectores vulnerables, entre ellos los migrantes, indígenas y menores de edad.