Rosa Elvira Vargas y Susana González

Al reconocerse como resultado de un audaz esfuerzo de articulación económica y ejemplo mundial de integración regional, la Alianza del Pacífico (AP) concluyó su cumbre anual de presidentes con el acuerdo de concretar la creación un fondo económico para infraestructura y la emisión de un bono catastrófico regional para mitigar el impacto financiero de sismos por mil 360 millones de dólares.

En la AP habrá próximamente dos nuevos presidentes de las naciones asociadas –Andrés Manuel López Obrador (México) e Iván Duque (Colombia). Además, en la víspera se había señalado una suerte de pérdida de dinamismo en su impulso inicial.

Ante ello, el mandatario de Chile pidió iniciar la segunda etapa de la AP “con rumbo claro y ritmo que permita acelerar el logro de objetivos, como la desgravación total’’.

Anfitrión del encuentro, el presidente Enrique Peña Nieto dio a conocer los resolutivos políticos y decisiones tomadas por México, Chile, Perú y Ecuador –socios de la AP. Entre los primeros ratificaron su determinación de defender el libre mercado y el multilateralismo. Rechazaron la aplicación de medidas proteccionistas.

Signaron el documento Visión 20-30, considerada la ruta de trabajo para alcanzar mayor integración regional, profundizar en los avances y proyectar la alianza hacia regiones como Asia-Pacífico.

Asimismo, aumentar la conectividad digital entre los cuatro países y avanzar en áreas estratégicas, como servicios financieros y ciberseguridad, mejorar la libre movilidad de personas y la cooperación en temas como la protección a la población vulnerable ante al cambio climático.

Tras la sesión matutina, en la cual los presidentes de Brasil y Uruguay –Argentina y Paraguay enviaron representantes– concretaron los primeros acuerdos con el Mercosur, los mandatarios de la AP tuvieron su cumbre, última en la que participaron los presidentes Peña Nieto y Juan Manuel Santos.

Este último, también premio Nobel de la Paz, admitió tener una suerte de saludable alegría y nostalgia con un toque de tristeza, pero ratificó su determinación de retirarse de la política cuando por tercera vez en dos días, punzante, su homólogo chileno, Sebastián Piñera, les dijo que hay vida después de la Presidencia.

Los pasos trascendentes en los siete años de existencia de este mecanismo han conseguido la liberación de 96 por ciento de los intercambios comerciales entre sus socios y la eliminación de visas. En cinco años el turismo ha crecido 140 por ciento y se han concretado alrededor de medio centenar de proyectos con las 55 naciones que tienen el estatus de observadoras en este mecanismo.

El presidente Sebastián Piñera, aunque elogió los éxitos alcanzados con la AP, pidió evitar caer en la trampa del éxito y que ésta se convierta en el principal peligro del futuro.

En la misma ruta, el mandatario de Perú, Martín Vizcarra, nuevo presidente pro tempore, dijo que entre las metas de la alianza está incrementar el comercio para superar 5 por ciento de su tasa de intercambios actuales, reforzar el financiamiento para pequeñas y medianas empresas y culminar el proceso de integración de Australia, Nueva Zelanda, Singapur y Canadá como estados asociados.

Para Santos, el éxito de la AP ha sido que combinó la voluntad política con el pragmatismo, porque muchas veces las decisiones las han tomado los mandatarios durante sus conversaciones privadas y sin hacer demasiados estudios. Pero eso sí, insistió, de la mano con el sector privado, con lo cual se toman las decisiones que repercuten en la calidad de vida de las poblaciones.