Emir Olivares Alonso

El presidente de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH), Luis Raúl González Pérez, censuró la decisión del mandatario estadunidense, Donald Trump, de enviar a la Guardia Nacional a la frontera entre México y Estados Unidos con la finalidad –argumentó el magnate– de evitar el flujo de migrantes indocumentados y de drogas hacia Estados Unidos.

Esa afrenta, enfatizó el ombudsman, es un mensaje de intimidación del presidente del vecino país del norte y refleja perfectamente su discurso de odio y xenofobia contra quienes no coinciden con sus puntos de vista.

En entrevista, después de la inauguración del conversatorio Migración de retorno y derechos sociales: barreras de integración, organizado por El Colegio de México y la CNDH, González Pérez convocó a todas las naciones que viven el fenómeno migratorio (ya sea como expulsoras o como receptoras) a dialogar para encontrar soluciones a partir de un diálogo de iguales, no supremacista, y desestimó que con el uso de la fuerza (mediante operaciones militares en la frontera) se pueda resolver el problema.

La decisión de Trump nuevamente le pone un ingrediente más a esa política xenofóbica, racista, cuyo sustrato es un discurso de odio para quienes no piensan como él, para quienes son diferentes. No entiende ni siquiera el origen de los propios Estados Unidos, que nacieron de la migración. Creo que el mensaje es de intimidación, de temor, que es lo que ha venido haciendo en poco más de un año de su administración.

Pero más allá de poner atención en las políticas y acciones del magnate, González Pérez planteó la necesidad de una reacción desde las esferas públicas mexicanas en las que se defienda la soberanía nacional, dando prioridad a la dignidad de las personas; que luche por los derechos de los mexicanos en el exterior, y que sea ejemplo para respetar los derechos de los migrantes, sobre todo centroamericanos, en territorio nacional.

Enfatizó que hasta ahora el mandatario estadunidense no ha precisado en qué condiciones y cuáles serán los alcances del auxilio que la Guardia Nacional brindará en sus labores en la frontera con México. Recordó que si bien en el pasado, con las administraciones de Barack Obama y George W. Bush, se utilizó ese cuerpo de seguridad para labores en los puntos fronterizos del sur, no fue para espantar a la migración, como ahora pretende Trump.

Al ser interrogado acerca de las versiones de que se ha denunciado de que agentes de migración mexicanos han intentado disolver la caravana migrante que recorre el país –movimiento que desató la ira de Trump–, por lo cual el mandatario de Estados Unidos felicitó ayer al gobierno mexicano por conseguir tal disolución, González Pérez dijo que se queda con las palabras del coordinador de la caravana, Irineo Mujica, quien aseguró que el éxito de este esfuerzo es que logró hacerlo visibile.

En el conversatorio, subrayó que la migración no se detendrá por la construcción de obstáculos reales o metafóricos. Edificar barreras físicas, como el tan mencionado muro fronterizo, o apelar al recurso del miedo y la intimidación mediante la movilización de la Guardia Nacional, no evitarán que las personas se movilicen buscando mejores condiciones de vida y perspectivas de desarrollo.