José Antonio Román

Debido a la ola de violencia, el creciente número de homicidios y desapariciones en años recientes, México vive una situación de desastre que ni la autoridad ni la Iglesia ni la sociedad civil pueden ignorar, aseguró la Arquidiócesis Primada de México.

En el editorial de su semanario Desde la Fe señala también que aun cuando el Estado mexicano ha creado una legislación e instituciones de atención a las víctimas de la violencia, estas acciones han sido insuficientes y con graves deficiencias.

Incluso cita a la Auditoría Superior de la Federación, la cual advierte que la situación jurídica de las víctimas está lejos de tener una solución satisfactoria.

Añade que hay serios problemas en la puesta en práctica de las políticas de atención a las víctimas, que esperan también conocer la verdad y tener la efectiva reparación del daño, cosas que aún no tienen claridad ni consistencia en el Estado mexicano, que parece más bien quebrado ante el miedo y el terror.

El editorial señala que la situación de desastre en el país se confirma con la reciente encuesta 2017 sobre conflictos armados del Instituto Internacional de Estudios Estratégicos, de Londres, según la cual México ocupa el segundo lugar a escala mundial en incidencia de homicidios violentos, sólo debajo de Siria y encima de Irak, ambos en conflicto armado.

Según ese reporte, en 2016 hubo en México 26 mil decesos ligados a circunstancias de hiperviolencia, como si el país afrontara un estado de guerra.