Dora Villanueva

Ginebra. Fraudes de distinto tipo en la industria de viajes –desde reventa de boletos hasta tráfico de mercancías– tienen un costo de mil 400 millones de dólares por año tan solo en América Latina advirtió Peter Cerdá, vicepresidente para las Américas de la Asociación de Transporte Aéreo Internacional (IATA por sus siglas en inglés).

Estos ilícitos implican que en la industria de las aerolíneas se pierdan uno por ciento de las ganancias; 1.4 por ciento de las reservas son rechazadas o canceladas debido a sospecha de fraude y 7.4 por ciento de ellas requieren una revisión anual para determinar la autenticidad de los compradores y las transacciones.

El problema no es privativo de la región, recalcó el directivo, pero sí ha tenido un crecimiento particularmente alto en Brasil, Colombia y Perú. Las formas de desfalco son diversas, pero se han incrementado aquellos con tarjetas de crédito, pues se usan los plásticos para revender los boletos a terceros de manera ilegal, explicó.

Asimismo, con las perspectivas de crecimiento del producto interno bruto (PIB) mundial mermadas por la guerra comercial entre Estados Unidos y China se resintió en la aviación el traslado de pasajeros y de carga, ambos en sus niveles más bajos desde la crisis financiera de 2009.

La IATA estima que este año el número de pasajeros transportados avance 4.2 por ciento y en 2020 desacelere a 4.1 por ciento. La historia es distinta en los vuelos de carga que terminarán el año con una contracción de 3.3 por ciento y una recuperación de 2 por ciento durante el próximo, también ambos con el nivel más bajo en una década, lo cual supone un recorte en las previsiones de rentabilidad en la industria. Apenas en junio se tenía el pronóstico de que 2019 terminara con una ganancia de 28 mil millones de dólares, ahora en diciembre se prevé que sea de 25 mil 900 millones y que el próximo año alcance los 29 mil 300 millones.

A la par, la aviación pierde atractivo en los mercados financieros mientras avanzan las preocupaciones sobre el medio ambiente, reconoció Alexandre de Juniac, director general de la IATA.

Expuso que la industria lleva al menos una década con acciones para reducir sus efectos en el ambiente, pero éstas son insuficientes al representar la aviación 2 por ciento de las emisiones de carbono producidas por el hombre, según datos del Panel Intergubernamental del Cambio Climático de Naciones Unidas.

El hecho es que los efectos no se quedan ahí. Ha habido un aumento sin precedentes en el número de consultas que hacen los inversionistas sobre las ganancias de las aerolíneas y que se vinculan con este tema (los efectos en el cambio climático), destacó Brian Pearce, economista en jefe de la IATA.

Subrayó que Europa se enfila como el epicentro de la discusión. Según un estudio de HSBC, entre 2017 y 2019 han crecido 500 por ciento las consultas de los inversionistas sobre este negocio a largo plazo y su impacto en el clima. Estados Unidos va rezagado en el rubro, pero también muestra una tendencia al alza.