David Márquez Ayala

El Marco Económico Presupuestal considera un repunte en el crecimiento del PIB en los últimos meses del año y cerrar 2019 con una tasa de 0.9%; para 2020 estima un crecimiento de 2.0% (entre 1.5-2.5) (Gráfico 1).

El balance presupuestario (económico) estima para 2020 un déficit de -547 mil millones de pesos, 4.9% mayor al de 2019, y equivalente al 2.1% del PIB. Tal déficit es resultante de un ingreso propio previsto de 5.512 billones y un gasto neto pagado de 6.059 b. Sin incluir en el gasto el costo financiero de la deuda (733 mil millones básicamente de intereses) se tiene un superávit primario de 186 mil millones (0.7% del PIB) (Gráfico 2). Se estima una baja de -8.8% en los ingresos petroleros y un aumento de 2.7% en los no petroleros.

El ingreso federal total propuesto para 2020 es de 6.096 billones, 0.8% sobre lo aprobado para 2019, e incluye los ingresos propios (5.512 billones, 21.0% del PIB) más los externos por financiamiento y de organismos y empresas (584 mil millones, 2.2% del PIB) (Gráfico 3).

Sorprende que el combate declarado a la evasión y la elusión fiscal se materialice en un incremento de sólo 1.8% en la captación del Impuesto sobre la Renta (ISR) y, peor aún en una disminución de -2.4% en la del IVA. Se incide, eso sí, en el IEPS a gasolinas y diesel (con 23.4% más de captación) y a bebidas alcohólicas 11.7%, así como en el cobro de Derechos (8.1% más), Productos (45.3%) y Aprovechamientos (43.2%).

Es de esperarse que los mayores ingresos de instituciones como el IMSS (12.7%) no se sustenten en acciones de acoso fiscal y arbitrariedad como ocurre crecientemente con pequeños empleadores del campo y la ciudad, sino en opciones sensatas y sencillas, como la afiliación individual (con la aportación debida), para universalizar con realismo el acceso a la seguridad social en un mercado laboral cambiante de trabajadores (as) autónomos, sin dependencia de un patrón, libres o con varios empleadores.