Armando G. Tejeda

Conductores de Uber y Cabify protestan frente a la sede del gobierno regional de Cataluña en Barcelona por el decreto que hace inviable el servicio.

Madrid. Las multinacionales Uber y Cabify anunciaron que a partir de este viernes, y en virtud de la aprobación de un decreto de la Generalitat de Cataluña, dejarán de operar en la ciudad de Barcelona. Con esta medida desaparecerán de inmediato más de 2 mil puestos de trabajo y se presentarán una serie de querellas judiciales que implican centenares de millones de euros en multas para la administración catalana. Entre tanto, en Madrid, los taxistas cumplieron su undécimo día de la huelga indefinida y decidieron acampar en la Puerta del Sol hasta que el presidente de la comunidad, el conservador Ángel Garrido, los reciba en su despacho para iniciar una negociación.

Las autoridades catalanas, presididas por el nacionalista Quim Torra, decidieron plegarse a las exigencias del sector del taxi y asumir una buena parte de sus exigencias. Entre ellas la de condicionar sus servicios a que haya al menos 15 minutos de antelación para que un vehículo de transporte concertado (VTC) prestara un servicio público. Una medida que, según las multinacionales, impide trabajar en condiciones competitivas.

Una vez que se publique el decreto, que se prevé será este mismo viernes en el boletín oficial de la administración catalana, de manera automática dejarán de operar en Barcelona los más de 3 mil 500 vehículos que tienen tanto Uber como Cabify. La decisión, adoptada por ambas empresas, es trasladar su negocio a otras ciudades europeas en las que haya condiciones más favorables para su negocio.

Hace casi un año volvimos a Barcelona con un compromiso: hacer las cosas bien. Desde entonces, más de medio millón de personas nos habéis elegido para moveros por la ciudad. Y miles de conductores han encontrado en Uber una manera de ganarse la vida, señalan en un comunicado los responsables de la empresa, que añadieron que intentaron desarrollar un modelo en Barcelona que actualmente triunfa en Estados Unidos, que permite a casi cualquier persona ser conductor mediante esta plataforma.

Ambas multinacionales añadieron que con el cierre de sus negocios, “necesitamos una regulación justa. En el caso de Cataluña, una regulación que tenga en cuenta a los miles de conductores y usuarios de los VTC, que hoy ven desaparecer su medio de vida y su libertad de elegir cómo se mueven por su ciudad.

La obligación de esperar 15 minutos para viajar en un VTC no existe en ningún lugar de Europa y es totalmente incompatible con la inmediatez de los servicios bajo demanda, como UberX.

En el comunicado de Cabify, la multinacional de origen español critica la resolución del gobierno catalán, al que señala de haber cedido a la presión y las exigencias del sector del taxi, perjudicando gravemente el interés ciudadano.

Por su parte, los taxistas barceloneses, que mantuvieron una huelga de seis días antes de alcanzar el acuerdo con el gobierno catalán, señalaron en un comunicado que esta es una victoria de la gente obrera y trabajadora contra las multinacionales esclavistas, no sólo del taxi.

En Madrid, sin embargo, el conflicto entre el sector del taxi y las plataformas de VTC está enquistado. De hecho los taxistas decidieron mantener el paro, montar un campamento permanente en la Puerta del Sol e instar al gobierno autonómico a abrir una línea de negociación sin líneas rojas.