Susana González

Las reformas fiscales que los países de América Latina y el Caribe han efectuado en las recientes dos décadas, sobre todo para reforzar los gravámenes indirectos, como el impuesto sobre la renta (ISR), han resultado ineficaces, porque la recaudación promedio en la zona equivale a sólo 22 por ciento del producto interno bruto (PIB).

Tal cifra representa 13 puntos por debajo del 34 por ciento del PIB que alcanza la recaudación entre los países de la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económicos (OCDE), de acuerdo con una investigación realizada por ese organismo en conjunto con el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y el Centro Interamericano de Administraciones Tributarias.

El ISR es progresivo y proviene principalmente de una pequeña proporción de individuos con altos salarios del sector formal. Sin embargo, el análisis del BID y la OCDE indica que en América Latina estos contribuyentes pagan el ISR a tasas efectivas promedio por debajo de la tasa legal mínima, por lo que tal impuesto ha tenido baja capacidad de incrementar la recaudación y un mínimo impacto en la redistribución del ingreso.

Según el análisis del BID y la OCDE, realizado antes de la reforma tributaria en Estados Unidos, el ISR en América Latina sufre un proceso erosivo debido a tasas impositivas legales bajas, alivios y concesiones fiscales que otorgan los gobiernos de la región, además de la evasión, lo que en conjunto diezma la recaudación potencial del impuesto.

Lo anterior es incluso contrario a lo que ha sucedido en los países desarrollados, donde el ISR ha generado la mayor recaudación en su historia. Es el impuesto con mayor poder redistributivo, porque se le utiliza como medida para lograr equidad en el sistema tributario y durante más de medio siglo ha promediado hasta 9 por ciento del PIB en los países de la OCDE.

En cambio, en América Latina, donde el ISR fue creado alrededor de 1920 y su versión moderna data de los años 70, representa apenas 10 por ciento del total de la recaudación tributaria de la región y apenas 2 por ciento del PIB.

Precisa que este impuesto es pagado en su mayoría por quienes pertenecen al decil de mayores ingresos que laboran en la economía formal, pero inclusive para estos individuos, los alivios fiscales básicos y concesiones fiscales estándar ascienden a 62 por ciento del ingreso bruto de su ingreso disponible. De hecho, en promedio, más de 80 por ciento del ISR es pagado por el decil más rico, según demuestra la información suministrada por las administraciones tributarias nacionales.

Sin embargo, destaca que quienes perciben altos salarios pagan tasas efectivas promedio muy bajas. Más aún, la tasa efectiva del ISR promedio se encuentra por debajo de la tasa legal mínima promedio en casi todos los países de la región.