José María Carmona

En los últimos años el fenómeno social de la migración a puesto en cuestionamiento tanto la fase del desarrollo global, la estructura y política de los gobiernos, la capacidad institucional para manejar este fenómeno que es global y que también pone en crisis las relaciones internacionales de los países tanto expulsores como receptores de población migrante.

En el ámbito económico, la llamada globalización no pudo resolver las desigualdades regionales entre países “ricos y pobres”, al contrario, se profundizaron por causas económicas, ambientales y sobre todo la forma como funciona en su lógica el capital global, además de los conflictos bélicos y ahora un nuevo actor el crimen organizado.

Desde el surgimiento de la economía, el mercado mundial y la aparición de los estados-nación por el desarrollo del capitalismo, las fronteras nacionales que fueron un invento de la burguesía y las fronteras nacionales surgieron, se desarrollan y están en un cambio constante, pero a la vez son artificiales, producto del dominio de las clases sociales dominantes y sus gobiernos sobre el territorio, es decir de la geopolítica.

También otro elemento importante a considerar en este proceso es el surgimiento de la política de la soberanía nacional que forma parte de la cultura de los pueblos.

La economía global en su desarrollo ha liberado mercados y en parte también ha dado lugar a la supra soberanía por el proceso de la integración económica, política y social como es el caso de la Unión Europea, o en cierto grado de la economía de América del Norte a través de los tratados comerciales entre otras cuestiones.

El desarrollo del capitalismo global liberó los mercados de mercancías y financieros, más no el mercado laboral y mucho menos la movilidad humana a nivel internacional.

De esta manera en especial en México los diferentes modelos de desarrollo por lo menos en el último siglo alentaron la migración hasta en una forma cultural y ahora en los hechos México está convertido en un tercer país seguro a consecuencia y resultados de la política exterior mexicana.

También el país comparte una de las fronteras más grandes del mundo y en los últimos años se ha asistido a una migración internacional cuyos migrantes que pasan por el país son de diversas nacionalidades.

De esta manera la migración mexicana hacia los Estados Unidos principalmente ha quedado disuelta con la migración de otras nacionalidades y países en busca del sueño americano que se convierte en una pesadilla pasando por el purgatorio de las autoridades de migración tanto de México como de los Estados Unidos. El asunto es muy complejo como se conoce.

La pobreza, la desigualdad social, la sequía, los conflictos tanto políticos como bélicos en los países expulsores de población migrante son las causas principales de las nuevas corrientes migratorias donde el territorio mexicano es el escenario y sin política exterior firme sobre el tema.

En el caso de Michoacán el fenómeno migratorio es cultural, con diversas implicaciones sociales y políticas, pero por una parte la entidad michoacana vive del envió de las remesas familiares que según varios cálculos alcanzan un monto superior a los cien mil millones de pesos y cuatro millones de michoacanos viven en los Estados Unidos.

También a lo largo de estos años a existido la implementación de diversas políticas migratorias, por los diversos gobiernos estatales con diferentes programas, sin embargo, la población migrante michoacana está marginada y sin un apoyo firme de los gobiernos estatales en turno, además de ser víctima de los gestores y coyotes con promesas incumplidas para alcanzar el “paraíso americano”.

Pero ante todo la población migrante tanto del país como de la entidad michoacana se ha convertido de población rural en trabajadores migrantes explotados y oprimidos por el imperio Yanqui y sin voz y voto en la vida política y pública de Michoacán.