José María Carmona

Un día un grupo de alumnos me preguntaron: profesor cuál es la mejor política social y conteste la que no es necesaria y enseguida volvieron a preguntar ¿porqué? Enseguida conteste sí no existiera tanta desigualdad social los gobiernos del mundo no tendrían necesidad de ejercer el gasto social y eso pasa por una política tributaria progresiva que significa que una mayor carga impositiva a los que ganan más, de igual manera una absoluta transparencia en el ejercicio de gasto público, es decir, que cualquier ciudadano común y corriente debe de saber cómo y cuándo se gasta el presupuesto público por parte de los gobiernos de todos los niveles.

Todo lo anterior está relacionado con la ¨política social¨ de López Obrador denominada del Bienestar y que beneficia a más de veinticinco millones de mexicanos que constituyen su base social y electoral.

López Obrador se dio un tiro en la cabeza cuando propuso y la cámara de diputados federal aprobó que los programas sociales se establecieran en la constitución como un derecho constitucional para que ningún otro gobierno los pudiera cancelar.

En este sentido los apoyos sociales ya son un derecho constitucional para todos los mexicanos y no una caridad de la voluntad presidencial como la mayoría cree y que el gobierno de la 4T tiene mucho dinero para repartir a los pobres.

Los veinticinco millones de beneficiarios son el caldo de cultivo del gobierno de López Obrador, aunque diga que primero los pobres, en su pensamiento no pasa la idea ni por equivocación de acabar con la pobreza; si la política social de AMLO fuera terminar con la pobreza en el país, su política económica sería otra orientada aumentar no solamente el crecimiento económico sino también una mejor distribución de la riqueza nacional.

Disminuir la desigualdad social significa disminuir la pobreza, pero eso pasa por lo menos por una política económica distributiva, lo que significa que toda política económica tiene tres objetivos aumentar el crecimiento, el empleo con un determinado nivel de precios-como una inflación baja-, para ello, la política económica se compone por la política fiscal, monetaria, cambiaria y salarial que tienen el propósito del crecimiento económico y la distribución del ingreso nacional.

Pero como ya es conocido la política económica de la 4T hoy tiene el propósito de combatir tan solo la inflación y esta es la esencia del famoso neoliberalismo, por lo tanto, el gobierno de la 4T es neoliberal.

Pero la política social de la 4T es una vulgar caricatura de lo que alguna vez fue el Estado del Bienestar que garantizaba a la población empleo, poder adquisitivo de los salarios, educación, vivienda y salud y que la política monetaria neoliberal desmantelo.

Además de eso la política social de la 4T es parte del Consenso de Washington fuente de las políticas de ajuste para combatir la inflación y la inestabilidad financiera global.

Pero como ya se dijo anteriormente, los programas sociales de Amlo ya no son de carácter presidencial sino un derecho constitucional de los mexicanos.

En este sentido es necesario proponer que el gobierno federal deje de manejar los programas sociales y para ello hay que demandar la creación de un instituto autónomo que se encargue de ejecutar el gasto social y por lo tanto la miserable política social de la 4T. hay que arrancarle  el control del gasto público social a López Obrador para ponerlo en un órgano de carácter ciudadano que lo maneje con transparencia para que se convierta en una política verdadera de Estado y no de gobierno, en este caso de la 4T con fines electorales manipulando a más de 50 millones de pobres hoy en el país que también son producto del gobierno de la 4T. ¡abajo la política social de la 4T!