Lilia Mónica López Benítez*

Los primeros días de mayo, en Buenos Aires, Argentina, tuvo verificativo la 14 Conferencia Bienal de la Asociación Internacional de Mujeres Juezas (IAWJ, por sus siglas en inglés). Esta asociación fue fundada en 1991 y entre sus integrantes nos encontramos aproximadamente 5 mil juezas de casi 100 países del mundo.

¿Qué tiene de interesante una reunión de juzgadoras?

A más del colorido de los atuendos nacionales portados con orgullo, de las banderas ondeando como símbolo de unión y paz entre las naciones, y de las diversas manifestaciones de afecto y solidaridad, los trabajos emprendidos por las 949 juezas de 78 países que concurrimos al llamado de las naciones que realizó la jueza Susana Medina, presidenta en ese momento de la IAWJ, en el majestuoso escenario del Teatro Colón unimos esfuerzos para dignificar nuestra delicada tarea de impartir justicia en dignidad.

La pluralidad de idiomas en las mesas de trabajo y en los espacios de convivencia no fue una barrera para saber que en Europa, Medio Oriente, Asia, África, América Latina y el Caribe, las mujeres que juzgamos tenemos una ardua tarea y un compromiso social con nuestra comunidad.

Dignificar a la persona, como centro de la labor cotidiana, es imprescindible para el logro de sociedades igualitarias. No basta con impartir justicia apegada a la legalidad, la visión debe expandirse para lograr una justicia justa a partir del contexto de la sociedad en que vivimos, como premisa fundamental para identificar las asimetrías de poder que subyacen en cada asunto y que permiten resolver con otra perspectiva, la de género, que no implica favorecer a las mujeres por el simple hecho de serlo, sino visibilizar a todas las personas que se encuentran en una situación de desventaja para garantizarles el acceso a la justicia, a un recurso efectivo y a una decisión integral y pronta mediante nuestras sentencias.

Las juezas y magistradas participamos en las mesas de trabajo donde escuchamos las buenas prácticas sobre la creación de leyes libres de estereotipos y roles que discriminan; la situación legal de las mujeres y las perspectivas mundiales; la trata de personas; la restitución internacional de menores; el medio ambiente y desarrollo sostenible; la salud y los derechos reproductivos; la discriminación laboral, entre tantos otros temas de gran calado que nos permitieron obtener una radiografía de la situación mundial y del trabajo que día con día realizan las juzgadoras para mitigar las inequidades.

También construimos puentes con los hombres aliados. Escuchamos su visión y compromiso con la justicia. El mundo se conforma de diversidades de todo tipo, por lo que para avanzar en sintonía hacia un nuevo estándar de justicia, la mirada compartida es imprescindible para juzgar con perspectiva de género y hacer realidad el derecho a la igualdad.

La delegación mexicana que participó en los trabajos fue liderada por la ministra Margarita Beatriz Luna Ramos, vicepresidenta de la IAWJ y, a la distancia, con el aval del ministro presidente de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, Luis María Aguilar Morales, quien envió un cálido mensaje a todas las asistentes y que, por cierto, tiene la credencial número uno como integrante honorario de la asociación.

El grito de ¡México! se escuchó fuerte, una y otra vez, en señal del compromiso de la judicatura mexicana con las juezas del mundo, que seguiremos unidas sin distingo de competencias, jurisdicciones ni fueros, para fortalecernos como impartidoras de justicia y como generadoras de sociedades incluyentes.

Y ahora, ¿cuál es la tarea pendiente?

Mientras se llega al encuentro en Nueva Zelanda 2020, seguir trabajando con mayor energía y compromiso con nuestras hermanas en la ley, eso es lo que somos, enfatizó Susana Medina. Unir esfuerzos con la actual presidenta, la jueza Vanessa Ruiz, de Estados Unidos, para sincronizar acciones que desalienten la violencia, generar oportunidades en igualdad, abatir la discriminación que lacera a la humanidad, crear sinergia y sororidad, pues no está en duda que entre ¡más mujeres, más justicia!