Braulio Carbajal

El temor por la fuerte contracción económica que se avecina para México como consecuencia de la pandemia del Covid-19, así como la posibilidad de que el país pierda el grado de inversión, ha provocado que, según datos oficiales, los inversionistas extranjeros hayan sacado en lo que va de este año casi 320 mil millones de pesos en bonos de deuda gubernamental. Es una cifra que comparativamente supera a la que el gobierno estima necesitará para la construcción de la refinería de Dos Bocas y el Tren Maya.

De acuerdo con el Banco de México, el pasado 21 de febrero la deuda gubernamental en manos de inversionistas foráneos alcanzó un punto máximo al ubicarse en 2 billones 214 mil millones de pesos. Desde entonces, la suma ha ido en picada hasta ubicarse un billón 894 mil millones de pesos al cierre del 5 de mayo.

El monto actual, además de representar una caída de 320 mil millones de pesos desde su máximo del año, es el más bajo desde el 28 de junio de 2016, cuando los extranjeros tenían invertidos un billón 884 mil millones de pesos en bonos del gobierno.

Para dimensionar, la cantidad de recursos que los inversionistas de otras países han sacado de México sería suficiente para construir dos obras insignias de gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador: Dos Bocas y el Tren Maya.

Según estimaciones del gobierno federal, la refinería que estará en Tabasco costaría (sin tomar en cuenta la depreciación del tipo de cambio) alrededor de 150 mil millones de pesos, mientras que el tren del sureste del país, aproximadamente 140 mil millones. En total, 290 mil millones de pesos.

Para Alfredo Coutiño, director para América Latina de Moody’s Analytics, a pesar de la alta tasa que se paga en México, los inversionistas extranjeros están abandonando los bonos mexicanos en busca de instrumentos y países más seguros, pues si bien la pandemia de Covid-19 ha afectado a todo el mundo, México se encuentra entre los países con mayor vulnerabilidad.

Si los fundamentos económicos del país fueran sólidos como se aseguraba, la salida de capitales y la presión sobre el peso no serían tan significativas. Si hasta hace poco se decía que la fortaleza de la moneda era reflejo de la buena salud económica, ahora se puede decir que su debilidad refleja la fuerte anemia y vulnerabilidad de la economía, apuntó.

En tanto, Sofía Santoscoy, analista bursátil y económica de Bursamétrica, explicó que ante la incertidumbre, los inversionistas foráneos se han decantado principalmente por los bonos del Tesoro de EU, al considerarlos menos riesgosos que los bonos mexicanos, lo que es consecuencia de que la economía ya venía cayendo y el panorama ha empeorado con la parálisis que provocó la pandemia.

Además, a pesar de que los títulos presentan un mejor premio para los inversionistas en comparación con los de otras economías, el atractivo ha comenzado a disiparse a medida de que se espera que el Banco de México continúe reduciendo su tasa de referencia, tal y como sucedió este jueves.

Asimismo, inversionistas anticipan que la deuda soberana de México seguirá siendo degradada este año y perderá el grado de inversión en 2021.

En este sentido, Coutiño señaló que la anémica situación financiera de Petróleos Mexicanos y el desplome en los ingresos del gobierno ante la tremenda caída que enfrentará la economía, amenazan con desequilibrar aún más las cuentas fiscales, y con ello incrementará la vulnerabilidad del país.