Israel Rodríguez

El Centro de Modelística y Pronósticos Económicos (Cempe) de la Facultad de Economía de la UNAM dio a conocer sus estimaciones de crecimiento económico y del empleo en el país, a raíz de la emergencia sanitaria mundial por el Covid-19, la caída en el precio internacional del petróleo y la incertidumbre que prevalece en el país.

Dijo que en un escenario inercial o de base el crecimiento de la economía mexicana caería entre enero y marzo de este año 2.5 por ciento, medida en proporción del producto interno bruto (PIB) y en todo el año un retroceso de 2.47 por ciento. En tanto, en un escenario más pesimista, con más complicaciones y con crisis más duradera el PIB se desplomaría a –5.17 por ciento este año.

Después habría un rebote hacia 2023, con lo que creceríamos a un ritmo de 2. 8 por ciento y en 2024 a 3 por ciento con tasas de comparación muy bajas, calculó Eduardo Loría Díaz de Guzmán, coordinador del Cempe. En ese escenario pesimista previó que la tasa de desempleo llegaría a 7.5 por ciento. En este año sería de 5.2 y en promedio, 4.5 por ciento. El desempleo no ha aumentado, lo que ha empeorado es la calidad de la ocupación formal. Hay personas que trabajan muy poco y ganan hasta un salario mínimo y hay otros que trabajan más de 48 horas a la semana y ganan hasta dos salarios mínimos. Esa tasa se ha duplicado en cinco años.

Señaló que unos 10 millones de 53 millones de personas ocupadas viven en condiciones críticas. La calidad del empleo y las remuneraciones están muy mal y no veo una salida al final del túnel. Además, la proporción de los trabajadores que ganan hasta cinco salarios mínimos (10 mil pesos) ha caído y la de quienes ganan hasta uno han crecido. La calidad de la ocupación es la peor de la región. Son características que definen el mercado laboral mexicano y eso es lo más preocupante. Es un escenario nunca visto, con un choque de oferta ocasionado en parte por la interrupción de cadenas de valor alrededor del mundo y la estrepitosa caída de los precios del petróleo.