José María Carmona

El próximo 8 de enero del presente año, la Comisión de Rectoría de la Universidad Michoacana designara al nuevo Rector por el periodo 2019 – 2022, la designación se hará  una vez más como desde 1986 a espaldas de la comunidad universitaria.

Este proceso por todos los ángulos que se vea es antidemocrático y constituye una imposición, aunque por lo menos en esta ocasión la misma comisión hizo una consulta – según varias fuentes periodísticas – a los miembros del H. Consejo Universitario para saber cuál es el aspirante idóneo dentro de más de treinta aspirantes.

Esta designación que hará en un contexto de crisis financiera de la universidad que como se sabe no pudo pagar salarios y prestaciones a sus profesores y empleados administrativos, a declararse insolvente por el déficits presupuestario.

Como ya se indico, son más de treinta aspirantes, varios de ellos han manifestado su intención de realizar una reforma integral dentro de la propia universidad, pero ponen por delante la reforma al régimen de pensiones y jubilaciones, algo inaceptable y no negociable para los sindicatos universitarios nicolaitas.

De las propuestas hechas por algunos aspirantes a la rectoría se puede destacar la reforma académica que consiste en la restructuración de planes y programas de estudio de varias licenciaturas y programas de posgrado, cosa que no está mal y que es urgente particularmente en las licenciaturas tradicionales.

Además que la universidad tiene que ampliar la oferta educativa, en el número de nuevas  licenciaturas particularmente las relacionadas con las ciencias sociales y humanidades.

En relación al aspecto administrativo se plantea la necesidad de una reingeniería para el aprovechamiento de mejor manera de los recursos humanos materiales y financieros de la propia universidad.

Pero de parte de los aspirantes a la rectoría ninguno habla de la democratización de la universidad nicolaita donde participen estudiantes, profesores y trabajadores, tomando en cuenta las condiciones de trabajo establecidas en los contratos de trabajo de los sindicatos.

Pero también, ninguno habla del compromiso adquirido por la rectoría  con el Sindicato de Profesores de la Universidad Michoacana (SPUM) para realizar una reforma integral, la cual el rector Medardo Serna González nuca tuvo el empeño de cumplir con este compromiso.

En este sentido, el SPUM, tiene una propuesta de reforma, comenzando con la Ley Orgánica de la universidad de cada uno de sus aspectos iniciando con la democratización  de la designación del propio rector y la desaparición de la famosa Comisión de Rectoría que solo funciona cada cuatro años a espaldas de los nicolaitas.

Por todo ello, hoy la designación del nuevo rector incluyendo todos los aspirantes es antidemocrática y los mismos no tienen la mínima voluntad de llevar a cabo una reforma de gran calado.

En cuanto a la intención de reformar el régimen de pensiones y jubilaciones, todos los aspirantes están de acuerdo aunque algunos no lo manifiesten abiertamente es de llevar a cabo la reforma a costa de los derechos de los profesores y trabajadores universitarios, es mas se comenta en diversas fuentes que el recurso financiero extraordinario que otorgó López Obrador a la universidad para pagar salarios y prestaciones de fin de año está condicionado a reformar el sistema pensionario, algo inadmisible, porque el acuerdo por lo menos en el SPUM sobre el tema es innegociable porque significa la mutilación del contrato colectivo de trabajo.

De esta manera, dentro de unos días se volverá a consumar la designación antidemocrática del nuevo rector de la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo, aunque el agraciado tenga las mejores intenciones y el plan de trabajo para sacar adelante a la institución que se encuentra en crisis financiera, mas aun cuando a finales del año no tendrá el presupuesto nuevamente para cumplir sus compromisos, ya que como se sabe el Congreso de Michoacán se negó a aumentar la partida para la Máxima Casa de Estudios de Michoacán.