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Categoría: Analístas Invitados
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Publicado el Martes, 08 Agosto 2017 09:02
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Magdalena Gómez
La Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas decidió el 23 de diciembre de 1994, que se celebrara el 9 de agosto de cada año el Día Internacional de los Pueblos Indígenas (A/RES/49/214).Así que ese día se muestra el gatopardismo oficial resultante de las políticas que se han definido para sacarle la vuelta al sentido de los derechos logrados por los pueblos indígenas. Podemos encontrar personas indígenas participando en esa lógica, pero no a los pueblos indígenas y a sus comunidades tomando decisiones en esos espacios, pues la autonomía que demandaron y que nominalmente se les reconoció en la Constitución, la usurpan los poderes Ejecutivo y Legislativo. Sólo una muestra del discurso de la Comisión de Desarrollo Indígena (CDI) el año pasado: Para nuestro país, el Día Internacional de los Pueblos Indígenas sirve para celebrar la diversidad cultural, para visibilizar a la población indígena. En seguida reivindicaron a sus líderes: Los movimientos indígenas en México coinciden con movimientos internacionales, líderes mexicanos han estado sentados en las mesas de discusión y establecimientos de mecanismos e instrumentos de carácter nacional e internacional para la protección de los derechos de los pueblos indígenas. Una cosa es cierta, no han encontrado cómo apropiarse de las palabras autonomía y territorios, ni por error las incluyen. En abierto contraste, encontramos la mirada de los pueblos que luchan todos los días y celebran su resistencia desde las juntas de buen gobierno zapatistas, las policías comunitarias, el municipio autónomo de Cherán entre muchas experiencias. Su discurso es muy otro: “Nos encontramos en un grave momento de violencia, de miedo, de luto y de rabia, por la agudización de la guerra capitalista contra todas y todos en el territorio nacional. Vemos el asesinato de mujeres, por el hecho de ser mujeres, de niños por el hecho de ser niños, de pueblos por el hecho de ser pueblos… La clase política se ha empecinado en hacer del Estado una corporación que vende la tierra que es de los pueblos originarios, campesinos, urbanos… pasar a la ofensiva y hacer esa esperanza un Concejo Indígena de Gobierno para México, que apueste a la vida desde abajo y a la izquierda anticapitalista, que sea laico y que responda a los siete principios del mandar obedeciendo como nuestra garantía moral” (CNI-EZLN: Llegó la hora, 28/5/17). Por su parte el centro de derechos humanos Tlachinollan se dispone a celebrar el 23 aniversario y compartir su informe anual: Guerrero: mar de luchas, montaña de ilusiones.
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