Melissa Melgarejo.
El día lunes 30 de agosto se inició el ciclo escolar 2021-2022 con un regreso a clases de manera presencial, posterior a la suspensión generalizada de estas a nivel nacional desde marzo de 2020.
Con un aproximado de 24 millones de estudiantes son los que reanudan clases, no todos regresaron el día lunes y a pesar de que entre el 90% y 95% de escuelas tanto públicas como privadas son las que aperturan en CDMX, no es el mismo panorama a nivel nacional. Ya que no se está obligando a los alumnos ni a padres a continuar con la educación de manera presencial, puesto que algunas escuelas implementaron el sistema híbrido y aquellos alumnos que decidan continuar desde casa se les continuará con su evaluación y desarrollo educativo.
Mientras que el panorama en otros estados es diverso, como en Chiapas que 19 000 escuelas del estado regresaron a clases, en el Estado de México más de 4 millones de alumnos se incorporan de manera presencial, en Guanajuato se espera recibir aproximadamente 700 000 en las tres modalidades, en Chihuahua 717 000 de educación básica, en Puebla 1 700 000 alumnos de manera presencial, en Aguascalientes 80% de los alumnos de educación básica regresan de manera presencial, en cuanto Campeche 952 escuelas reanudarán clases de manera presencial y en Michoacán solo el 50% de las escuelas a nivel básico regresaron a clases de manera presencial.
A pesar de las múltiples criticas que se le han hecho al presidente y a la Secretaria de Educación Pública por reanudar las clases de manera presencial, el panorama a nivel global es diferente, ya que, desde mediados del 2020 se reanudaron clases presenciales en distintos países alrededor del mundo. Comenzando en la Republica de Laos que reanudó clases en mayo de 2020, seguido de Sri Lanka y Ghan en julio, posterior la Republica del Congo y Giordania en agosto, continuando con Mauritania, Mongolia, Londres, Camboya y Georgia en septiembre para después seguir países como Francia, Israel, Rusia, España, entre otros.
Ya que la modalidad a distancia es todo un reto, no solo para los docentes o padres de familia, sino para los mismos alumnos, pues no todos tienen acceso a las mismas herramientas tecnológicas que permitan un aprendizaje de calidad de manera virtual. El cierre prolongado de escuelas puede afectar de manera negativa a toda una generación en el corto, mediano y largo plazo; desde la pérdida de conocimientos y habilidades básicas que, en el caso de México contribuye a una crisis de aprendizaje ya existente antes de la pandemia, así como a provocar trastornos y problemas de adaptación social entre los infantes y que repercutirán en su vida adulta. Ya que, según la evaluación PLANEA 2018, casi el 80% de los alumnos y las alumnas de primaria no alcanzaban los aprendizajes esperados en comprensión lectora y matemáticas, rezagos que se habrán visto agudizados durante el cierre prolongado de escuelas. Así como, según la Encuesta para la Medición del Impacto COVID-19 en la Educación del INEGI, aproximadamente 1,5 millones de niñas, niños y adolescentes de entre 3 y 18 años no se reinscribieron en el ciclo escolar 2020-2021 debido a causas asociadas a la pandemia.
Astrid Hollander, jefa de Educación de UNICEF en México, indicó que el éxito del regreso a clases en el país dependerá principalmente de la colaboración de la comunidad educativa, es decir, desde alumnos, docentes, personal de apoyo en las instituciones educativas y de las madres, padres o en su caso tutores de los alumnos. Ya que, es indispensable acatar las normas y protocolos de prevención ante el contagio que se han estado reforzando tanto culturalmente desde marzo de 2020, los cuales son uso obligatorio de cubrebocas fuera de casa, 1.5 m mínimo de distancia entre personas, lavado de manos o uso constante de gel antimaterial, desinfectar zonas comunes, entre otras; hasta las adaptadas por la SEP que van desde el uso de cubrebocas obligatorio en todo momento, distancia mínima de 1.5 m, optimizar el uso de espacios abiertos, suspensión de cualquier tipo de ceremonias u reuniones, detección temprana y seguimiento ante posible caso covid, entre otros.
Un futuro incierto y preocupante para la educación y salud pública en México que sin duda tiene sus matices en cuanto a posturas, sin embargo, teniendo los cuidados y las medidas necesarias podremos adaptar la educación presencial dentro de la nueva normalidad, evitando que el rezago educativo se agudice aún más en el país, ya que no hay mejor inversión que la educación.