Juan José Bremer*

En estos tiempos difíciles en los que la pandemia de Covid-19 obliga a la mayor parte de las escuelas, bibliotecas y librerías de todo el mundo a cerrar sus puertas y limita, además, el tiempo que pasamos fuera de nuestros hogares, es precisamente ahora, más que nunca, que debemos aprovechar el poder de los libros para combatir el aislamiento, reforzar los lazos entre las personas y ampliar nuestros horizontes.

Es con este espíritu que escribo estas líneas para compartir con los lectores una excelente noticia para nuestro país. La directora general de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco) ha nombrado a Guadalajara como Capital Mundial del Libro para 2022. Se trata de la primera vez que una ciudad mexicana recibe este nombramiento desde su creación en 2001.

La Capital Mundial del Libro es una distinción anual que otorga la Unesco, bajo la recomendación de un comité internacional de selección, a una ciudad en reconocimiento de la calidad de sus programas para alentar el hábito de la lectura, la difusión de libros y la industria editorial.

Esta distinción no fue producto de la casualidad. El comité de selección tuvo el gran reto de evaluar nominaciones de muy alto nivel provenientes de países de diferentes regiones del mundo para elegir a la mejor entre ellas, la presentada por Guadalajara, como resultado de un esfuerzo conjunto de su gobierno con universidades, cámaras de comercio, bibliotecas, librerías y la Comisión Estatal de Derechos Humanos.

El comité valoró, especialmente, el programa presentado por la capital de Jalisco que busca posicionar al libro como una herramienta para fomentar la cultura de la paz, en línea con el principal objetivo de la Unesco. En él se reconoce, además, las distintas formas de lectura: física, digital, gráfica y oral, y se hace hincapié en la importancia de proteger a los autores y sus obras en este mundo cambiante.

Al mismo tiempo, representa un merecido reconocimiento a la Feria Internacional del Libro (FIL) de esta ciudad, el acto anual más importante de su género en el mundo de habla hispana, que dentro de unos días celebrará su edición 34, esta vez de forma virtual.

A lo largo de los años, he sido testigo de cómo Guadalajara y su FIL se han convertido en un punto de encuentro y en una ventana abierta al mundo para actores del universo literario y editorial, jóvenes escritores e incluso para galardonados con el premio Nobel de Literatura.

Con esta distinción se reafirman los vínculos que en esta etapa ha estrechado México con la Unesco, cuyos valores y objetivos en el campo de la educación y la cultura compartimos y son indispensables para alumbrar la vida internacional.

La pandemia ha transformado nuestra vida diaria y nos ha planteado una nueva manera de convivir con nuestro entorno. Nos ha obligado a recogernos en nuestro hábitat personal, pero al mismo tiempo, nos ofrece la oportunidad de ampliar el sentido interior de la existencia. En estas circunstancias, recuerdo a Alfonso Reyes cuando nos dice que el libro enriquece igualmente la soledad y la compañía.