Susana González G.

Medida con clara orientación política: Coparmex

Al panorama adverso que enfrenta el sector automotriz en México por la renegociación del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), el aumento en las tasas de interés, la volatilidad cambiaria y hasta las elecciones, que provocaron caída de 8 por ciento en la venta de autos ligeros y de 9 por ciento en la de vehículos pesados en el primer semestre de 2018, se suma ahora una nueva amenaza, por los intentos de regularizar una vez más la importación de vehículos usados, los llamados chocolate, advirtió la Confederación Patronal de la República Mexicana (Coparmex).

Aseveró que el decremento en las ventas del sector también está asociado a decisiones políticas que inciden de manera negativa en la industria, en especial “los programas para la ‘regularización’ de vehículos internados ilegalmente al país y de forma emergente, propuesta que ha esbozado el futuro gobierno federal, en el sentido de ‘recorrer’ 30 kilómetros hacia el sur las aduanas de la frontera norte para crear una zona franca”, así como los pronunciamientos de gobernadores por regularizar vehículos mediante un engomado que les permita circular.

Nuestro más enérgico rechazo a estas medidas de clara orientación política, fustigó Gustavo de Hoyos Walther, líder del sindicato patronal. Además, cabe aclarar que regularizar no significa legalizar. Sólo normaliza y vuelve recurrente el contrabando de vehículos al territorio nacional, señaló.

El asunto no es marginal, porque la comercialización de los vehículos chatarra representa 10.05 por ciento de las ventas totales de vehículos en México, en detrimento de la producción nacional.

Afectará estados fronterizos

Regularizar los autos chocolate será contraproducente. sobre todo en los estados fronterizos, que concentraron 68 por ciento de las compras de vehículos importados usados en el primer semestre del año, lo que explica la caída en esa zona de 20 por ciento en la venta de vehículos nuevos, es decir, más del doble del 8 por ciento a escala nacional.

La Coparmex refirió que de enero a junio de 2018 las tres marcas con más presencia en México también enfrentaron una caída considerable en ventas: 16 por ciento para Nissan; 13.2 por ciento, General Motors, y 22 por ciento, Volkswagen.

Si se quiere acabar con el contrabando de vehículos se debe incluir un planteamiento integral del problema que aborde la necesidad de crear transporte público digno y de calidad para quienes no puedan comprar un auto, sostuvo De Hoyos. Incluso dijo que el tema debe ser incluido en la renegociación del TLCAN, porque si no se cuenta con una norma fortalecida, quienes importan vehículos dentro de la ley carecerán de seguridad jurídica y será inevitable que México sea el basurero regional de autos obsoletos provenientes del resto de América del Norte.

Además, la introducción ilegal de autos chatarra al país, a los que por su antigüedad y obsolescencia tecnológica ya no se les permite circular en Estados Unidos, compromete la seguridad vial en calles y carreteras, y desde luego, pone en riesgo la seguridad pública.

La Coparmex recordó que la industria automotriz es vital para México, pues representa casi 3 por ciento del producto interno bruto, genera casi 2 millones de empleos, recibe más inversión extranjera directa que cualquier otra industria y en 2017 creció porcentualmente cuatro veces más que la economía nacional. También es un referente internacional, pues cuatro de cada cien vehículos que circulan en el mundo se ensamblan en México.

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