José María Carmona
Parece que todas las maldiciones divinas le cayeron a Michoacán y que no será fácil el nuevo comienzo que propone el gobernador electo Silvano Aureoles, en una entidad empobrecida, endeudada, marcada por la violencia y ahora en quiebra.
Así es todas estas características negativas están conjuntadas en Michoacán sin que existan responsabilidades gubernamentales sobre los cuatro últimos gobernadores.
La opacidad y la falta de rendición de cuentas ante más de cuatro millones de michoacanos por los diversos niveles de gobierno tienen a la entidad michoacana en la más profunda crisis económica y social.
Golpeada por el crimen organizado y donde la inseguridad no solo va a la alza, sino también la penetración de los cuerpos policiacos por la delincuencia es la constante y el fracaso de la estrategia del ex comisionado de seguridad y desarrollo integral Alfredo Castillo.
En el ámbito social de acuerdo a los datos dados a conocer por el Coneval el 54.4 por ciento equivalente a 2 millones 447 michoacanos se encuentran en la pobreza y aunque la pobreza extrema disminuyo en 29 mil personas, existen otros indicadores que dan cuenta del deterioro social en Michoacán; por ejemplo el 85 por ciento de la población en el estado tiene al menos una carencia social, de la cual la que sobresale la falta de seguridad social, también en 2012 el 57.9 del total de la población se encontró con un ingreso inferior a la línea del bienestar, lo que quiere decir que sus ingresos monetarios no alcanzan para adquirir una canasta básica de satisfactores mínimos.
Por lo que la política social instrumentada en los últimos diez años resulto ineficaz para solucionar la grave situación de pobreza en que se encuentra más de la mitad la población michoacana, independientemente de la opacidad con que se manejan los programas sociales.
Por otra parte, las finanzas públicas estatales se encuentran en una situación de crisis y el gobierno estatal tiene una deuda de más de 30 mil 758 millones de pesos que equivale a más del 50 por ciento del presupuesto del gobierno del estado hasta el mes de abril del presente año.
Mucho se ha debatido sobre el crecimiento exponencial de la deuda, pero lo más delicado del caso es la opacidad y la corrupción como se ejerció el gasto público durante el gobierno de Leonel Godoy y Fausto Vallejo que en esta ocasión sale sobrando analizar.
Pero apenas, el viernes pasado se dio a conocer por parte del INEGI, a través del Indicador Trimestral de Actividad Económica Estatal (ITAEE), el desempeño del crecimiento del Producto Interno Bruto estatal donde los resultados no son alertadores ya que la economía michoacana tuvo un decrecimiento negativo del 2.7 por ciento en el primer trimestre del 2015, es decir que no tan solo la economía estatal no creció sino que se contrajo.
Por actividades económicas, las actividades primarias decrecieron negativamente en 3.4 por ciento, mientras que las actividades industriales tuvieron el mismo crecimiento negativo de 17.3 por ciento y solo las actividades de servicios crecieron en 2.3 por ciento.
Todo este comportamiento es con relación al mismo primer trimestre del año anterior.
La caída más grande como se puede observar se refiere a las actividades industriales que se puede explicar, en parte por la caída de la producción de acero en la ciudad de Lázaro Cárdenas a consecuencia de las importaciones de acero chino y la caída del precio del mismo en el mercado nacional.
Otro elemento que se debe de considerar es el efecto negativo del lavado de dinero en la economía michoacana que debido al desmantelamiento de la delincuencia organizada en Michoacán puede ser un factor de la crisis económica en la entidad.
Pero sin duda alguna los factores que inciden en esta caída de la actividad económica obedece a la crisis financiera del gobierno de Michoacán y su insolvencia para pagar a los proveedores por un monto considerable y el segundo elemento es la falta de seguridad, así como el aumento de los delitos del fuero común y de alto impacto como la violencia.
Sin duda alguna, las maldiciones divinas han caído sobre Michoacán, ahora falta por saber si el nuevo gobierno perredista será capaz de hacer realidad el nuevo comienzo en Michoacán que se encuentra empobrecido, endeudado, quebrado y con la violencia a la alza.