José María Carmona
El Ejercito Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) ha manifestado su oposición a la construcción del tren Maya como un proyecto estratégico de desarrollo en el sureste de López Obrador; tal pronunciamiento está provocando una polarización en la opinión pública, principalmente en las redes sociales.
Es necesario decir que EZLN cumplió 25 años de su surgimiento en la vida nacional es la expresión más autentica de uno de los sectores sociales más oprimidos y explotados del país, pero también representa la insurgencia contra el capital global no solo de manera figurada, sino real, de millones de trabajadores explotados por la globalización.
Cuando entro en vigor el Tratado de Libre Comercio y de acuerdo a la visión del gobierno del ex presidente Salinas de Gortari, el país en 1994 había entrado a la modernidad como un país de “primer mundo” y su progreso estaba asegurado por vida.
La insurrección zapatista fue un duro golpe contra el gobierno salinista al declararle la guerra, un grupo de hombre encapuchados que habían tomado San Cristóbal de las Casas en un enfrentamiento sangriento y de muerte.
El EZLN con su primera declaración de la Selva Lacandona entraba en guerra contra el gobierno abiertamente, de inmediato el gobierno de Salinas envió a la Fuerza Aérea para bombardear la zona de conflicto, pero de inmediato miles de trabajadores y ciudadanos se movilizaron en contra de la masacre y entonces por intermediación del obispo Samuel Ruiz se instalo la mesa de pasificación lo que siguió es ampliamente conocido.
El Subcomandante Marcos se convirtió en la voz de los indígenas levantados en armas para reivindicar el derecho de los pueblos originarios que constituyen una importante minoría nacional. Desde entonces el país cambio porque el levantamiento zapatista no únicamente expresaba el sentir de los indígenas sino también del pueblo de México oprimido y explotado por el régimen priísta entonces en el poder por muchos años.
El EZLN ha tenido muchas equivocaciones políticas entre la más importante no haber convocado a la población a derrocar al gobierno salinista en aquel momento histórico del país, o como no haber apoyado la insurrección del pueblo oaxaqueño en contra del gobierno genocida de Ulises Ruiz entre otros equívocos.
Por su parte, ante las declaraciones del EZLN en contra de la construcción del tren maya, el ex dirigente de las autodefensas en Michoacán Juan Manuel Míreles ha declarado que los intereses que mueven al EZLN son de carácter salinista en contra de López Obrador y su proyecto de gobierno.
Míreles ya tiene ganado un lugar en la historia del país por haber comandado a las autodefensas en contra del crimen organizado no solo en Michoacán, sino alcanzo una dimensión internacional porque demostró que el armamento del pueblo es el método más efectivo para combatir a la mafia y la violencia en el país, al igual que las policías comunitarias en el estado de Guerrero que en su momento encabezo Néstora Salgado que fue una de las presas políticas por haberse levantado en armas en contra de los narcotraficantes y las policías municipales corruptas coludidas con el crimen organizado. Hoy todo su capital político y social ganado con las armas en la mano lo han hechado a la basura de la historia del país, Salgado al convertirse en senadora por parte de Morena al servicio de López Obrador y a su vez el Dr. Míreles es un espadachín del gobierno de la cuarta transformación que está en contra de la defensa de los recursos naturales y los territorios de los pueblos indígenas amenazados por los intereses del capital global con la construcción del tren Maya.
De esta manera Míreles calumnia junto con los seguidores de López Obrador al EZLN y las declaraciones del Comandante Moisés por haberse convertido en la primera oposición de izquierda radical contra el gobierno de la supuesta cuarta (degeneración) transformación al servicio del capital global destruyendo el medio ambiente y a las comunidades de los pueblos originarios.
De esta manera Míreles se enfrenta al Ejercito Zapatista de Liberación Nacional, en este sentido los zapatistas tienen todo el derecho a oponerse a los proyectos de López Obrador y los trabajadores y el pueblo debe de brindar su más amplia solidaridad como lo hizo hace 25 años.
