chemaJosé María Carmona

Muchos son los temas que ha puesto sobre la mesa nacional el gobierno de López Obrador, en especial el referente a su critica al modelo neoliberal y la evocación al periodo estabilizador que vivió la economía del país en entre los años 1958-1960, donde se registro un crecimiento promedio del PIB del 6 por ciento anual y una inflación promedio del 3 por ciento. A este periodo se le conoce entre los estudiosos de la historia económica del país como el “Milagro mexicano”.

López Obrador evoca a este periodo porque no tiene una propuesta alternativa de desarrollo económico, en el mismo la economía mexicana sufrió una importante transformación porque el Estado intervino directamente en el proceso económico a través del gasto público y la inversión pública de los sectores estratégicos de la economía, que tenía el propósito fundamental de impulsar la segunda etapa de la industrialización sustitutiva.

La primera etapa de industrialización tenía como propósito sustituir los bienes de consumo no duradero que se importaban, principalmente alimentos, artículos de consumo personal y textiles entre otros productos; en la segunda etapa, la industria se oriento a la producción de bienes duraderos como artículos para el hogar, estufas, lavadoras, refrigeradores y en parte refacciones para la industria automotriz.

En el periodo estabilizador, el país vivió un proceso de urbanización y la agricultura después de la reforma agraria su producción se oriento al cultivo de alimentos y materias primas para el proceso industrializador con el objetivo de contribuir a mantener los salarios bajos, por una parte y por la otra las materias primas de la producción interna de la industria.

Todos los mecanismos financieros en manos del estado estuvieron al servicio del proceso de la industrialización sustitutiva entre ellos el financiamiento a la producción del campo mediante el Banco de Crédito Ejidal instrumento eficaz para la producción agrícola, también se establecieron los precios de garantía en la producción de granos básicos y cultivos como el algodón y la caña de azúcar entre otros.

El tamaño de la economía era doce o quince veces menor al tamaño actual, con una población de 38 millones de personas que habitaban el territorio nacional y la mayoría vivía en el campo.

La participación del estado en la economía  estuvo también orientada a producir energía barata y el desarrollo de la infraestructura como caminos, carreteras y el ferrocarril para alcanzar la integración del territorio nacional.

La importación de bienes de capital e intermedios fue financiada por la exportación de productos agrícolas principalmente algodón y azúcar.

El gasto público en estos años aumento considerablemente para el financiamiento del conjunto de la economía, adicionalmente se criaron las instituciones de seguridad social lo que contribuyo a la ampliación de los servicios de salud y educación.

La economía nacional necesitaba mano de obra con un cierto nivel de calificación, la alfabetización fue algo fundamental para el desarrollo del país, junto con el desarrollo de las universidades públicas y los institutos tecnológicos.

La estrategia económica estaba orientada para desarrollar el mercado interno y a su vez imperaba una política proteccionista, los impuestos a las importaciones de bienes intermedios eran del cien por ciento y exigían solamente los permisos de importación y la inversión extranjera directa necesitaba  registrarse para obtener un permiso, en pocas palabras la economía estaba cerrada al mercado internacional.

En materia de salarios, estos crecieron, la contratación colectiva junto con las sindicalización  que aumento considerablemente.

En esencia el “Milagro” mexicano es producto de la participación activa del estado en todos los sectores económicos y sociales del país.

Pero lo que no dice López Obrador en este periodo de la historia del país, fue la época dorada del régimen autoritario del partido único: el PRI.

Fue también el periodo de la falta de libertades políticas y democráticas, la desaparición de los opositores al régimen y el control de las organizaciones gremiales mediante la burocracia sindical, mejor conocida como “charros” sindicales que sometían y reprimían cualquier movimiento obrero y  campesinos independientes.

A López Obrador se le olvida  o niega ese pasaje negro de la historia nacional, particularmente para millones de trabajadores que fueron sometidos a tremendas jornadas de explotación que fue el cimiento de lo que ahora tiene nostalgia por  el “Milagro” mexicano.               

      

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