chemaJosé María Carmona

En los círculos comerciales internacionales y financieros se califican como el inicio de una verdadera guerra comercial, cuando el presidente de Estados Unidos, Donald Trump  el jueves de la semana pasada, dio  a conocer de manera oficial las medidas arancelarias a la importación de aluminio y acero.

En una reunión con empresarios relacionados con ambos metales, el mandatario estadounidense explicó que los aranceles son de 25 por ciento al acero y de 10 por ciento al aluminio.

En este encuentro, Trump prometió que reconstruiría los sectores del aluminio y el acero, ya que según dijo han recibido un trato injusto de otras naciones durante décadas.

El aumento de la producción extranjera, especialmente por parte de China, ha hecho bajar los precios mundiales y ha perjudicado a los productores estadounidenses, creando una situación que el Departamento de Comercio dice que representa una amenaza para la seguridad nacional.

Trump tuiteó que muchas industrias de Estados Unidos, incluyendo las de acero y aluminio, "han sido diezmadas por décadas de comercio desleal y malas políticas con países de todo el mundo. No debemos dejar que se aprovechen más de nuestro país, empresas y trabajadores. ¡Queremos un COMERCIO INTELIGENTE, libre y justo!".

El movimiento de los Estados Unidos en los aranceles provoco represalias de parte de China, el mayor productor mundial de acero y aluminio.

Por su parte, China ya lanzó una investigación sobre las importaciones estadounidenses de sorgo, y está estudiando si restringe los envíos de soja estadounidense, objetivos que podrían perjudicar el apoyo de Trump en algunos estados agrícolas. Si bien China representa solo una fracción de las importaciones estadounidenses de los metales, se le acusa de inundar el mercado mundial y hacer bajar los precios.

La cámara de acero de México apoyo la medida de imponer represalias  a Estados Unidos como respuesta a los aranceles al acero nacional, el gobierno mexicano respondió  con medidas recíprocas e inmediatas.

En ese sentido, Moisés Kalach, coordinador del Consejo Consultivo Estratégico de Negociaciones Internacionales, dijo que los aranceles impuestos por Trump afectarían uno de los temas más polémicos de la renegociación del TLCAN, que son las reglas de origen automotrices.

“Es un tema porque el acero es parte de la materia prima de no sólo los autos sino de muchos de los productos manufactureros... al  imponerse  un arancel a la materia prima le va a afectar a la regla de origen, por eso los negociadores fueron llamados a Washington”, explicó.

El coordinador aseguró que hasta el momento no saben si van o no a incluir a México en la norma 232 de Estados Unidos, y todo depende del tipo de barrera que  impuso  para que México tomara su posición al respecto.

Por su parte, Eugenio Salinas, presidente de la Comisión de Comercio Exterior y Asuntos Internacionales de la Confederación de Cámaras Industriales de México (Concamin), dijo que la medida de Trump, argumentada bajo la norma 232, es injustificada.

“La medida no se justifica ni legalmente hablando…. para lo que debe de ser la sección 232, muy claramente es para cuestiones de seguridad nacional, y los argumentos que estamos escuchando ahora, muy específicamente del presidente Trump, son por cuestiones de proteccionismo y por cuestiones en donde él argumenta que ha habido un trato discriminatorio o incluso desleal en las exportaciones de otros países a EU”.

Trump también está bajo la presión de los miembros de su propio partido republicano para evitar represalias mundiales, y en medio de preocupaciones por los precios más altos de los bienes de consumo.

Sin embargo, los productores y trabajadores siderúrgicos estadounidenses han pedido a Trump que defienda su industria mientras lidia con los efectos del exceso de capacidad en China.

Por su parte México impone aranceles a diversas importaciones de Estados Unidos, entre ellos del 20 por ciento a la carne de cerdo y del 25 por ciento a productos de acero, en respuesta a los nuevos aranceles que impuso el gobierno estadounidense al acero y aluminio mexicanos.

El decreto se publicó en el diario oficial y también considera impuestos de un 25 por ciento a la importación de whisky "Tennessee" o "Bourbon", arándanos rojos, manzanas, queso fresco y varios productos siderúrgicos, como planchas, láminas recubiertas y varillas.

Otros tipos de tubos, barras y láminas de acero tendrán aranceles de entre el cinco y el 15 por ciento, mientras que los barcos de motor estarán gravados con un siete y un 15 por ciento.

En cuanto a la carne de cerdo, las piernas, paletas, trozos sin hueso y jamones tendrán aranceles de un 20 por ciento y algunos embutidos porcinos estarán gravados con un 15 por ciento. Algunos tipos de queso y papas también tendrán aranceles de un 20 por ciento.

Así de esta manera, en medio de la crisis de la renegociación del TLCAN, inicio por parte del gobierno estadunidense la guerra comercial no solamente con México, la Unión Europea y China, lo que marca el comienzo de una era proteccionista que pone en la orilla del precipicio la época de libre comercio.

Mientras tanto, el gobierno mexicano se queda atrapado por las medidas unilaterales del Trump y ahora solo apela a la Organización Mundial de Comercio, lo que resulta una derrota para el gobierno peñista, que pone en la incertidumbre a los mercados, golpeando al peso mexicano, sin tomar en cuenta la coyuntura electoral.       

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