chemaJosé María Carmona

El periodo de intercampaña es para que los candidatos organizaran la campaña presidencial y guardaran silencio ante los electores, sin embargo, en vez de que no estuvieran expuestos al público para promover el voto, a sucedido todo lo contrario en el caso de Ricardo Anaya y José Antonio Meade.

Por un lado Ricardo Anaya es objeto de los ataques mediáticos por el supuesto lavado de dinero a través de la compra- venta de un terreno industrial y la triangulación del dinero que utilizo para dicha operación financiera. El periódico el Universal destapo el escándalo que hasta ahora, los recursos financieros son de carácter privado, pero el presidente del PRI Enrique Ochoa, y la Procuraduría General de la Republica quien filtro un video, han utilizado este escándalo para golpear al panista queretano sin que hasta ahora se le haya comprobado delito alguno.

Ante los resultados de las últimas encuestas el candidato del PRI, José Antonio Meade en lugar de aumentar las preferencias del electorado cada día se hunde, cabe mencionar que también esta alcanzado por el escándalo de la desviación de recursos financieros a favor del PRI que hiciera la Auditoria Superior de la Federación como ya se sabe.

Pero lo más importante del periodo intercampaña no son los escándalos de corrupción de estos personajes si no que antes de iniciar la campaña formal por la presidencia de la republica y demás cargos de elección popular ya existe un agotamiento entre el electorado.

Hasta ahora los dirigentes de las coaliciones que postulan tanto a Anaya, como a Meade y al propio López Obrador están en una batalla campal de acusaciones de corrupción que ya salpica a una parte del electorado.

Entonces existe un pesimismo político entre los ciudadanos sobre el futuro político del país, aunque cabe señalar que López Obrador se encuentra fuera en apariencia de todo este cochinero político.

Lo cierto del asunto es que el 80 por ciento de los mexicanos repudian al gobierno de Peña Nieto y éste se refleja en el candidato Meade que hasta ahora no ha podido establecer su distancia con Peña Nieto y carga en sus espaldas las acusaciones de treinta gobernadores acusados de corrupción la mayoría priistas.

Si bien es cierto, que López Obrador ha respetado el periodo de la intercampaña y se ha dedicado a organizar su estrategia electoral, tampoco puede estar exento de los escándalos que han marcado el periodo de la intercampaña.

De esta forma, lo que pareciera un periodo de silencio político, esta convertido en el fango donde los equipos de campaña de los presidenciales mediante sus representantes se golpean cotidianamente y como no se puede hacer propuestas políticas, el juego perverso es quién es más corrupto que el otro.

Mientras tanto la mayoría de la población está harta, no solo de los escándalos sino de los propios candidatos, aunque López Obrador en apariencia se encuentre al margen de toda esta situación.

En conclusión el periodo de intercampaña aparentemente iba hacer de tranquilidad política, pero no fue así, hoy la estrategia del PRI es sacar de la jugada a Ricardo Anaya, utilizando las instituciones del Estado para después y por López Obrador; esto es tan solo el tiempo preliminar de la campaña electoral donde se espera una batalla campal en la arena de la corrupción y un electorado agotado por todos los escándalos de una clase política opulenta y corrupta. ¿Qué va hacer la campaña electoral?      

  

         

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