chemaJosé María Carmona

Todo indica que el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) está en una larga agonía, a partir de las imposiciones por parte del gobierno de Trump y la sumisa posición del equipo negociador encabezado por el secretario de Economía Idelfonso Guajardo.

Son varios los puntos que el gobierno estadunidense quiere introducir al tratado, desde una posición de fuerza, a lo cual el gobierno mexicano no puede ceder ante la presión de las cúpulas empresariales.

Ante todo el TLCAN es un conjunto de reglas que regulan el intercambio comercial, la inversión y la solución de controversias entre Estados Unidos, México y Canadá; a la vez dicho tratado esta aprobado por las cámaras de Senadores de los tres países participantes y que los Poderes Ejecutivos de los Estados miembros no tienen la facultad de modificar o terminar con dicho tratado a criterio discrecional.

Dejando en claro lo anterior los principales puntos de controversia de la renegociación son las reglas de origen, la solución de controversias, el déficit comercial, el sector agrícola  y el sector automotriz en cuanto al origen de sus componentes.

En cuanto a las reglas de origen la parte estadunidense propone aumentar el porcentaje a un 60 por ciento del componente de origen estadunidense de la producción de mercancías, principalmente en la industria automotriz, con ello lesiona a los intereses de los inversionistas extranjeros de otros países que están instalados en México cuya producción anual es de 10 millones de unidades.

Por lo tanto, las empresas automotrices de no origen estadunidense, canadienses y mexicanas tendrían que aumentar la cuota-fabricada en México- para  incorporar insumos para la fabricación principalmente de automóviles y camiones de transporte producidos en el país, lo que resulta inaceptable para los intereses de las armadoras alemanas, francesas y japonesas, además que este sector industrial es el más globalizado porque sus autopartes y componentes se fabrican en diversas regiones del mundo.

Aproximadamente el sector automotriz de origen europeo y japonés  establecido en el país representa un 60 por ciento de las exportaciones de manufactureras de México a Estados Unidos y Canadá.

Por otra parte, también se pretende modificar las reglas de exportación agrícolas, los intereses norteamericanos ponen como condición que tales exportaciones sean de carácter estacionario, lo que significa cancelar la exportación agrícola cuando en Estados Unidos se está cosechando, lo que significa eliminar la competencia ya que los sectores agrícolas más competitivos del país, producen todo el año, por sus avances científicos y tecnológico lo que es inadmisible para los intereses de los productores agrícolas del país.

Con estas medidas del gobierno de Trump pretende reducir el déficit comercial que tiene Estados Unidos con México y que equivale a un monto de 60 mil millones de dólares y que es resultado de los intercambios interidustriales por parte de las empresas estadunidenses, lo que significa que una misma empresa de ese origen realista intercambio comercial al interior de la misma empresa en ambos países.

La parte negociadora estadunidense a puesto sobre la mesa la eliminación del  capítulo 19 del tratado comercial que se refiere a la solución de controversias en el intercambio comercial, lo que significa que toda las controversias ya no serán sometidas a los paneles constituidos por las tres partes contratantes si no que se tendrían que llevar a los tribunales estadunidenses, lo que afecta la soberanía nacional y contraviene lo vigente hoy en el tratado.

La amenaza por la parte estadunidense de no aceptar sus condiciones es levantarse de la mesa y dar por terminado el tratado comercial según las declaraciones de Trump, aunque la negociación  va en su cuarta ronda las expectativas de llegar a un “feliz” termino es incierta lo que ha golpeado al tipo de cambio produciéndose una devaluación del 4 por ciento del peso frente al dólar en la última semana  y la inquietud entre los inversionistas extranjeros.

Las consecuencias de la posibilidad de la finalización del TLCAN es objeto de otra entrega; únicamente se puede afirmar que el mismo está viviendo una larga agonía, donde el gobierno mexicano tiene una posición sumisa.                                    

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