José María Carmona

Este 15 de mayo se celebra el día del maestro, una profesión que se ha confundido con el apostolado y la entrega de los que se dedican a la actividad docente desde el nivel básico hasta el nivel medio superior y superior.

A lo largo de la historia del país y particularmente después de la revolución mexicana ha habido varios modelos educativos desde que impulso José Vasconcelos con la finalidad de alfabetizar a la población del país.

Posteriormente el proyecto de la educación socialista durante el gobierno del general Lázaro Cárdenas del Río con un carácter socialista que provoco la reacción de los grupos más conservadores y reaccionarios del país.

Pero la política educativa derivada de los gobiernos revolucionarios tuvo hasta antes del la Reforma Educativa el propósito de implantar los valores de la revolución mexicana y homogenizar a los educandos a una identidad nacional particularmente con los programas de analfabetización, el proyecto posrevolucionario consistió en la formación de un nuevo mexicano con valores cívicos, pero borrando o tratando de aniquilar las diferencias culturales que necesitaba el desarrollo nacional.

Si es cierto que en el artículo tercero constitucional se establece  los principios de una educación laica, democrática y gratuita, el clero conservo  parte de la impartición educativa oponiéndose a cualquier tipo de educación liberal o derivada del movimiento revolucionario de 1910.

Los avances educativos aunque son precarios no dejan de ser significativos, se disminuyo a su mínima expresión el analfabetismo  y la mayor parte de la población  ha pasado por el sistema escolar, aunque no deja de ser un problema estructural donde la participación de los maestros y de las maestra es fundamental, estas figuras jugaron un rol fundamental en la supuesta identidad nacional, el maestro paso hacer parte central después de los padres de familia y los sacerdotes de los pueblos, las rancherías y las comunidades indígenas.

Hoy no solo se debate en el país el nuevo modelo educativo derivado de la reforma en la materia, sino varios modelos alternativos principalmente el que respeta la diversidad nacional y la pluralidad cultural.

Mucho se ha escrito y debatido sobre la Reforma Educativa sobre la oposición del magisterio democrático a la misma y ahora al nuevo modelo educativo, sin embargo el avance no es significativo a pesar de las declaraciones de Aurelio Nuño y los impulsores de la privatización de la educación como Mexicanos Primero.

El gobierno peñista tuvo el atrevimiento de contraponer los interese laborales de los trabajadores de la educación al derecho de los niños a la educación y la Suprema Corte de la Nación tuvo la osadía de avalar como principio constitucional el estado de indefensión al magisterio nacional.

Hoy la Reforma Educativa está severamente cuestionada por la disidencia magisterial particularmente en su proceso de evaluación de carácter punitivo y es que los maestros no se oponen a ello, sino  proponen una evaluación para mejorar el nivel de educación sino castigar la actividad docente.

 Mucho se puede abundar, sobre el modelo pedagógico a discusión para resolver el problema estructural de la educación, pero lo único cierto es que la educación no se debe de concretar a la capacitación para el trabajo, ni tampoco para mejorar las habilidades de los educandos, sino que la misma debe de ser un instrumento para transformar críticamente la realidad sociocultural y ante todo la liberación de los oprimidos y pobres de este país.