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José María Carmona

La semana pasada, el presidente Peña Nieto en la Convención Anual Bancaria, se pronuncio en contra el “populismo” de izquierda o derecha y afirmo que la economía del mercado ha dado buenos resultados, así como las reformas estructurales para alcanzar el desarrollo y el bienestar para la mayoría de los mexicanos.

Y es que el presidente Peña desde hace semanas ya se subió a la campaña electoral primeramente en el Estado de México que es políticamente hablando la joya de la corona, él sabe perfectamente que si pierde la gubernatura de su estado natal prácticamente él se tiene que despedir de Los Pinos.

Cuando habla del populismo de izquierda implícitamente se refiere a la propuesta de López Obrador y cuando la hace con referencia a la derecha se refiere al proyecto que encabeza hoy Ricardo Anaya presidente del PAN.

También es consciente de la caída casi vertical de su nivel de aceptación entre la ciudadanía, la cual está indignada con sus políticas del gasolinazo y las reformas estructurales, así como la caída del poder adquisitivo de los salarios del crecimiento de la pobreza en el país.

Como se sabe las preferencias de los aspirantes a la candidatura presidencial le favorecen a López Obrador el cual levanta un programa populista según el gobierno peñista y si las tendencias de las encuestas se llegan a confirmar López Obrador se convertirá en el primer presidente de la supuesta izquierda mexicana.

Lo que ofrece AMLO como se dijo en la entrega pasada no es nada del otro mundo a lo mucho un maquillaje en la política económica, tal como ya lo ha dejado ver con sus asesores empresariales, lo que significa que los grandes capitales seguirán circulando en los mercados especulativos sin que se les toque con el pétalo de una rosa por la política populista o más bien populachera del Peje. Se dice populachera porque en las actuales condiciones estructurales de la economía mexicana y las finanzas públicas del país el dirigente de Morena no podrá ofrecer a sus millones de seguidores grandes concesiones de carácter económico ni social como un aumento sustancial de los salarios, ni podrá reducir la inflación a un nivel mínimo, tampoco podrá ofrecer mejoras radicales en términos de salud, educación y vivienda en beneficio de la mayoría de la población trabajadora.

El populismo de López Obrador es senil, insuficiente, sin reformas radicales en relación a la propiedad privada o recuperar todos los sectores económicos hasta hoy privatizados no solo por Peña Nieto sino en compañía del PRD y el PAN, a través del Pacto por México. En fin tiene poco que ofrecer más que una política asistencialista de ayuda a la población de la tercera edad correcta a los sectores de la población más vulnerables.

Por su parte, el PAN es sus diferentes versiones: Margarita Zavala, Ricardo Anaya y Moreno Valle continuaran con su política neoliberal de libre mercado y la guerra contra el narco con los resultados ya conocidos entre la población, si gana la candidatura será una margarita marchita en medio de un charco de sangre nacional.

Pero lo que propone Peña Nieto tampoco es una alternativa por los resultados obtenidos en materia de crecimiento económico, empleo, salarios y su política sumisa ante las agresiones de Donald Trump; así como poco se pude esperar de la renegociación del Tratado de Libre Comercio, es por ello que las cuatro alternativa electorales, PAN, PRD y Morena no son la solución para los trabajadores, campesinos y minorías nacionales de este país.

Algunos sectores de la izquierda radical están discutiendo la posibilidad de levantar una candidatura independiente de los trabajadores con un programa de gobierno para los trabajadores donde este contemplada un aumento de salario de emergencia, la legalización de las drogas para disminuir la violencia y romper por la izquierda con el TLC entre otras cosas.

Es por ello que se debe de decir que hoy ni el populismo de izquierda ni el de derecha, así como la continuación del neoliberalismo en su versión de economía de mercado son alternativas para combatir el desempleo, la pobreza y la desigualdad social, es por ello que la alternativa es un gobierno de y para los trabajadores.  

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