José María Carmona
El Partido de la Revolución Democrática (PRD) se desangra por la seducción de Andrés Manuel López Obrador que en la mayoría de las encuestas lo ubican como el aspirante presidencial ganador en el 2018.
Mientras que la gris dirigente Alejandra Barrales presidenta de este instituto político hace hasta lo imposible por cerrar las puertas y las ventanas para que no se fuguen más militantes o dirigentes en apoyo al tabasqueño o definitivamente abandonen a lo poco que queda del PRD.
Y como dicen los chavos la bronca ya llego hasta el Senado de la Republica donde el coordinado perredista Miguel Barbosa se ha declaro abiertamente partidario de AMLO.
Más allá de los oportunismos que también llego a los caminos en Michoacán con Fidel Calderón Torreblanca y el ex coordinador de los diputados locales perredistas Juan Pablo Puebla Arévalo quienes ya se sienten por lo menos delegados federales después que el Peje llegue a los pinos y se siente en la silla grande a partir del primero de diciembre del 2018.
Muy caro a pagado los costos del Pacto por México el grupo de los Jesús Zambrano y Ortega comúnmente conocidos como los “chuchos” que significo una amplia colaboración con el prestigiado gobierno de Peña Nieto.
Como se sabe López Obrador nunca ha perdonado que según él le hayan robado la presidencia en el 2012 mediante la compra del voto a través de las tarjetas monex y soriana y es por ello que decidió abandonar el PRD para formar su propio partido político el mal llamado MORENA y convertirse en su dirigente máximo capturando todo el descontento social existente en el país por la crisis económica y política y el deterioro social, así como la violencia causada por la guerra contra el narco.
Para muchos sectores de la población López Obrador representa una alternativa a los problemas sociales, políticos y económicos del país y de los mexicanos y bajo el discurso de la crítica a la mafia del poder, las preferencias electorales lo ubican como el probable ganador de la elección presidencial del 2018. A pesar de ello y su discurso anti sistémico, hoy se incorpora a todos los desechos militantes tanto del PRI como del PAN y no se diga del PRD y a un sin número de los más conservadores empresarios como el funcionario del régimen zedillista como Esteban Moctezuma.
Pero el proyecto de gobierno de AMLO no presenta nada diferente a lo ya conocido su programa de gobierno está a la derecha y confía en los “buenos empresarios” que hoy explotan al pueblo trabajador porque el criterio político del Peje es una escala de valores morales; en pocas palabras a los grandes capitalistas extranjeros no les va a tocar sus intereses ni con el pétalo de una rosa, al contrario propone que sigan viniendo al país a saquear la riqueza nacional y el problema fundamental del país es la corrupción. Así López Obrador está capitalizando no solo el descontento social entre ellos producto de la crisis y el gasolinazo, sino también ha seducido a una parte importante de oportunistas del PRD, dirigentes locales, diputados tanto locales como federales y ha golpeado duramente a la bancada perredista en el senado.
Ante la crisis profunda del PRD, esté se desangra y prácticamente esta en terapia intensiva, las encuestas más optimistas le dan entre 9 y 12 por ciento de la preferencias electorales para el proceso electoral del 2018.
Nadie lo puede evitar, el PRD está en una agonía crónica, y como dice el dicho el hundimiento del barco, las “ratas” salen huyendo, la crisis es profunda como resultado de su colaboración con el gobierno peñista y el descontento social por las reformas estructurales que la avalo el PRD a Peña Nieto.
De esta manera se puede explicar la crisis que vive el PRD, que ya no es la alternativa para miles de trabajadores ni sectores populares que hoy están seducidos por el mesías de López Obrador que al igual que todos los demás aspirantes a la presidencia son un peligro para el pueblo trabajador de México porque significa más de lo mismo con piel de cordero.