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José María Carmona

Las relaciones entre el gobierno mexicano de Peña Nieto y del gobierno de Trump más allá de complicadas son el punto de partida para el derrumbe del Tratado de Libre Comercio que por más de veintidós años fue la estrategia no solo comercial sino de inversión y se vendió como la panacea para alcanzar el desarrollo y el bienestar social en país.

Hoy Trump lleva hasta las últimas consecuencias sus promesas de campaña, entre las cuales su política anti migratoria mediante la construcción del muro que pagaran los mexicanos, aunque el presidente Peña Nieto diga todo lo contario.

A menos de ocho días envió a Luis Videgaray y Ildefonso Guajardo a preparar la mesa de la negociación de los nuevos términos del TLC, cuando en su nueva forma de gobernar a través del Twitter hizo público la construcción del famoso muro e impuso la agenda, el muro, el envió ilegal de dinero y el tráfico de armas, ignorando la posición del gobierno mexicano, fue un golpe a la cara del aprendiz de canciller Luis Videgaray.

Ante estos hechos el gobierno de Peña Nieto contesto que México no pagara el muro lo que ha provocado la furia de Trump con un nuevo Twitter, sino pagan no vengan, quedando cancelada la reunión cumbre para el próximo martes entre Peña y Trump.

Hasta López Obrador que ha acusado a Peña Nieto de ser el principal capo de la mafia del poder, hoy lo apoya y le da consejos para que interponga una queja por violación a los derechos humanos y de ahí pal real pasando por Cuauhtémoc Cárdenas,  Silvano Aureoles, panistas y perredistas que desesperadamente y el ex canciller Jorge Castañeda que gritan a los cuatro vientos la “unidad nacional” entorno al presidente Peña Nieto disque para defender la soberanía nacional.

Pero en el fondeo de las cosas, lo que afecta a la clase política el efecto Trump es la pérdida de sus grandes negocios ante las condiciones de un nuevo acuerdo comercial y poco les importan los derechos humanos de los migrantes que hoy están a punto de ser deportados.

En realidad, el gobierno de Peña Nieto y hoy sus acólitos no tienen con que negociar ni defender la soberanía nacional porque durante más de treinta años abrieron al país a los intereses extranjeros particularmente a los norteamericanos.

De esta manera hoy se habla de diversificar el comercio exterior  y tener una política de sustitución de importaciones para fomentar el mercado interno, pero no queda nada de la “economía nacional”, las principales ramas industriales se destruyeron, hoy se depende de la importación del 50 por ciento en alimentos y gasolinas.

Pero mientras que la clase política gime por la “unidad nacional” y toda la discusión está en torno a los golpes que ha aplicado Trump al país y al gobierno, empezando porque tumbo el peso mexicano y cancelo inversiones de la Ford en San Luis Potosí,, el gobierno mexicano ya prepara un nuevo gasolinazo a partir de los primeros días de febrero del 8 por ciento; el efecto Trump le ha servido de cortina de humo para seguir saqueando los bolsillos de la mayoría de los mexicanos, mientras que se desata la escalada de precios de la canasta básica, para prueba es el 5.5 por ciento anual  de inflación para la primera quincena del mes de enero.

Entonces de que se espantan tanto Peña Nieto como la clase política de la conducta impropia política de Trump, y durante 30 años llevaron  al país a depender de los intereses norteamericanos a través del libre comercio que ya no le importa a Trump mientras el débil gobierno de Peña Nieto que tiene el más bajo nivel de popularidad se espanta ante los golpes de Mister Trump. Entonces de que se espanta Peña Nieto y la clase política.                 

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