José María Carmona

Donald Trump ya es presidente y en su discurso de inauguración de su mandato volvió a ratificar sus propuestas de campaña que se sintetizan “primero Estados Unidos”, lo que significa que defenderá los intereses norteamericanos.

De esta manera implícitamente acuso al gobierno demócrata de haber hecho rico al mundo mientras que los a los trabajadores norteamericanos los empobreció, de permitir que se destruyera la fuerza laboral porque las empresas estadounidenses se instalaron fue de los Estados Unidos.

Pero con el inicio de su mandato se inicia una nueva era de proteger a los Estados Unidos, de volver  las industrias estadounidenses en el exterior al país del norte, de devolverle los empleos y los ingresos a millones de trabajadores.

En su mensaje, volvió a ratificar la defensa de las fronteras de su país, así como el replanteamiento de las relaciones comerciales con el mundo y la estrategia militar global, haciendo énfasis en el aniquilamiento del terrorismo Islamico.

Para recuperar la fortaleza de la economía estadounidense anuncia un programa amplio de inversión en infraestructura como el motor del crecimiento económico.

En suma su propósito principal es devolverle la grandeza a Estados Unidos y el bienestar a millones de estadounidenses afectados por la política económica de Obama y el liberalismo económico.

Al mismo tiempo ha mencionado que la seguridad de otros países ya no la va a financiar el gobierno norteamericano.

En esta ocasión no hizo referencia en relación al Tratado de Libre Comercio con México, pero sin embargo quedo implícitamente el inicio de una nueva era comercial global.

En síntesis la política comercial, de inversiones, migratoria y militar cambiara radicalmente, el proteccionismo es el fundamento de su política económica para los próximos cuatro años, su prioridad es fortalecer el papel estratégico y dominante de los Estados Unidos y su economía ante el mundo, en nombre de Dios.

Mientras tanto, el gobierno de Peña Nieto tiene una posición sumisa ahora ante los intereses del gobierno de Trump y la semana entrante iniciaran las primeras negociaciones en  relación al Tratado de Libre Comercio.

Prácticamente todos los sectores que apoyan al gobierno de Peña Nieto incluyendo los económicos y financieros se sienten como aquel individuo que se hunde en el precipicio vencido por su adversario y que apenas se agarra de las manos para no caer al fondo mientras que el primero se pinta los dedos de la mano para hundirlo.

Es por ello que el secretario de relaciones exteriores, Luis Videgaray ha ido inmediatamente a ofrecer sus buenos servicios como empleado de Peña Nieto y empezar las negociaciones del nuevo acuerdo comercial.

Así de esta manera, hoy los sectores económicos y financieros en el país al igual que el gobierno de Peña Nieto están templando de pánico ante el nuevo gobierno de Trump, porque saben perfectamente que puede llegar el final del Tratado de Libre Comercio, que por cierto Trump ha dicho que México se ha aprovechado de esta relación y tiene razón porque la balanza comercial entre ambos países es favorable para México.

Pero al gobierno peñista únicamente le interesa el aspecto económico y financiero, así como comercial con su hasta ahora socio, pero en cuanto a la política migratoria todo indica que está dispuesto aceptar la repatriación de miles de migrantes  mexicanos y que las remesas familiares se graven.

Así de esta forma Trump ya es presidente de los Estados Unidos y el gobierno mexicano asume una posición sumisa ante su política comercial y discriminatoria.