José María Carmona

Este 3 de diciembre es el día internacional de la discapacidad, fecha significativa cuando se conmemora la aprobación de la Convención de los Derechos de las Personas con Discapacidad por la Organización de las Naciones Unidas que es un parte aguas en la visión de cómo concebir a las personas con alguna discapacidad y en el 2011 quedo establecido en el artículo primero constitucional los derechos de las personas con discapacidad que significa la inclusión y no discriminación por esa condición de vida.

Todavía hoy no se entiende el concepto de la discapacidad y a las personas se les trata como personas con capacidades diferentes, cuestión equivocada.

La discapacidad es una condición de vida que tienen las personas y que les impide interactuar con el medio social o con las barreras físicas y para ello es necesario adecuar el entorno para que puedan ejercer plenamente sus derechos establecidos en la citad Convención.

Los derechos de las personas con discapacidad establecidos tanto en la Constitución como en la Convención como ya se cito es un cambio de concepción, al discapacitado que no se le considera como un enfermo crónico, “incapaz” de valerse por sí mismo y depender de terceras personas que en su caso puede ser contrario a su voluntad o sujeto a la discriminación familiar o malos tratos, a esto hay que agregar la discriminación en todos los ámbitos de la vida económica, política y social.

Los derechos de las personas con discapacidad contravienen las políticas públicas asistencialistas o biomédicas que establecen los diversos niveles de gobierno, esencialmente en lo que se refiere al derecho al trabajo en condiciones de igualdad donde los sectores económicos están obligados a adaptar los centros de trabajo.

Si las personas con discapacidad no tienen acceso y seguridad en un trabajo es muy difícil que puedan ejercer los demás derechos como es a la salud, la educación, la vivienda etc.

Una parte importante de los derechos de las personas con discapacidad se refiere a la personalidad jurídica para realizar cualquier tipo de acto en la materia, así como ejercer una vida personal independiente y autosuficiente.

Los gobiernos todavía no entienden que el paradigma ha cambiado y comenten un equívoco al instrumentar “políticas públicas asistencialistas”, instrumentando programas de ayuda social en lugar de garantizar todos los derechos empezando por el trabajo.

Si es muy complicado conseguir un empleo para una persona con discapacidad, es casi imposible conservarlo sin padecer la sistemática discriminación por parte de los patrones y los propios compañeros de trabajo.

El que escribe fue despojado de año y medio de su centro de trabajo y privado de sus instrumentos de trabajo como investigador del Instituto de Investigaciones Económicas y Empresariales de la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo por el simple hecho de haber obtenido una recomendación de la Comisión Estatal de los Derechos Humanos Michoacán y la actitud de la autoridad universitaria de omisión y desacatado a esta recomendación violando abiertamente los derechos humanos.

Es por ello que en el día de la discapacidad, las personas con esta condición de vida tomemos conciencia y no esperemos las dadivas de las autoridades de todos los niveles de gobierno y exijamos el reconocimiento y el respeto a nuestros derechos humanos como personas con discapacidad ya ganados ni tampoco caigamos en los juegos perversos de las asociaciones privadas como el Teletón para solucionar la problemática. Es la hora de tomar conciencia de que somos sujetos y no objetos de derechos humanos con discapacidad y que no son negociables; es la hora que todos los niveles de gobierno cumplan con la Convención y  el mandato constitucional.