José María Carmona
Fue hasta el gobierno de Carlos Salinas cuando el régimen priista reconoció oficialmente que en el país una el 40 por ciento de la población vivía en la pobreza, fue entonces que se llevó acabo el primer programa de combate a la misma llamaron Solidaridad, posteriormente vinieron otros programas para tratar de disminuir el problema.
De manera paralela, en el ámbito académico, especialistas empezaron a medir el fenómeno social, al mismo tiempo, presento diferentes metodologías y con análisis muy finos se hicieron proyecciones al nivel nacional, después se fueron afinando los métodos de medición de manera conjunta con la información que proporcionaba el Inegi sobre la evolución de esta problemática que afectaba a millones de mexicanos.
Una de las principales causas del crecimiento fueron las crisis económicas que provocaron el crecimiento del desempleo, así, como la pérdida del poder adquisitivo de los salarios y los ingresos, el bajo crecimiento y la descapitalización del campo que ocasiono la migración del campo a las ciudades, hoy el 75 por ciento de la población vive en las ciudades y un alto porcentaje en las zonas metropolitanas del país donde se formaron cinturones de habitantes en miseria.
De esta manera el viernes pasado el Inegi dio a conocer los resultados de la encuesta levantada sobre el tema.
En este contexto, y como parte de un proceso de mejora continua, durante el levantamiento del Módulo de Condiciones Socioeconómicas (MCS) 2015, el Inegi aplicó el año pasado criterios de captación y verificación de información en campo de mayor rigor.
El ingreso corriente trimestral total de los hogares en el año 2015 ascendió a un billón 524 millones 262.5 mil pesos. De este monto de ingresos, el 13.1% correspondió a las áreas rurales y el 86.9% a las áreas urbanas.
Del total de los ingresos, el 67.1% provino de ingresos del trabajo, el 14.8% de transferencias; el 10.9% de la estimación del alquiler de la vivienda, el 7.1% de la renta de la propiedad y el 0.1% restante, de otros ingresos corrientes.
La distribución del ingreso por deciles de hogares indica que en 2015 los hogares del decil con más altos ingresos recibieron en promedio 161,568 pesos al trimestre, contra 8,169 pesos de los hogares del primer decil, lo que implica que los primeros captaron en promedio 19.8 veces más ingresos que los segundos.
Estos resultados han sido fuertemente cuestionados por los especialistas, particularmente por Julio Boltvinik Kalinka, pionero de la medición de la pobreza en México al calificar los resultados como algo inverosímiles sobre la encuesta de los ingresos, al mismo tiempo, el Consejo Nacional para la Evaluación de la Política Social (CONEVAL) también ha cuestionado los resultados de la mencionada encuesta porque resulta que para que se hallan mejorado los ingresos de la población en pobreza tenía que haber un crecimiento mayor de la economía mexicana.
Lo anterior no corresponde a los hechos económicos y sociales, más aun cuando no hay una sola metodología de medición de la pobreza en México ni el en mundo.
Lo que es cierto, es que ante el crecimiento de dos millones de pobres durante el gobierno de Peña Nieto dada a conocer por el propio Coneval el año pasado, hace pensar a los especialistas sobre la medición de la pobreza que existe una manipulación de los gastos ya conocidos y no aceptados por los especialistas. No es casual que los gobiernos del PRI y el especial el de Peña Nieto puedan manipular las estadísticas más en esto momentos de la devaluación del poder presidencial.
El debate apenas empieza, el gobierno Peñista por justificar su política social y los especialistas por cuestionar los resultados de la misma; cualquiera que sea el desenlace de esta polémica, y que Peña Nieto pida perdón por la casa blanca, resulta una perversidad la medición de la pobreza en estos momentos de crisis política y social, allá el presidente y el Inegi.
con todo y que cada cultura ofrece sus rasgos predominantes y dentro de estos arsenales, como en todos, resulta haber obras maestras y otras que repiten modelos dados.
Participo igualmente con Venturi del siguiente supuesto: es necesario vivir el arte que le es a uno contemporáneo para medio intuir el de otras épocas, porque vemos con ojos actuales, no vamos a ver pinturas de Rafael Sanzio o el Códice borbónico con ojos de los siglos XV o XVI, sino con los que miramos ahora, que pasaron por la transvanguardia de Acchile Bonito Oliva y también por los múltiples productos creativos que se exhiben en los museos de arte moderno y contemporáneo o de artes y artesanías regionales.