Jorge Carrillo Olea

Por largo rato los nubarrones que los candidatos provocan, nos harán difícil seguir los otros pulsos de inquietud nacional. Hay temas tan actuales y preocupantes que no debieran ser postergados, pero parece que no existen. El tema de la seguridad pública que crece en el interés de su materna, la seguridad nacional, sigue viéndose con la lupa solo casuística de Sherlock Holmes. Sus complejos orígenes, su trascendencia y futuro no se atienden. Sí, la sangre cotidiana es un dolor nacional, pero esa misma fuente de sufrimiento no se controlará sin nuestra participación en el control de sus génesis presentes y futuras y una de ellas es la Frontera Sur. Sí, la Frontera Sur, pero con una visión ampliada, actualizada.

Nuestra concepción tradicional sobre ella es la de una línea virtual para lo político, herencia de pueblos aborígenes que han existido montados sobre ella por siglos y que fijada desde 1882 con Guatemala nunca ha merecido la atención debida por parte de ninguno de los países colindantes; Belice es sencillamente ignorado. El interés mexicano legítimo y fraterno, que debiera ser de profunda perspectiva, se extiende por el Sureste hasta los confines de Panamá y por el Este abarca el Golfo de México y el Caribe. Y una seria verdad más que sugerente: según EU, es la frontera entre Norteamérica y Latinoamérica, y esa visión explica el viaje de Rex Tillerson, que sacó los dientes a Venezuela, advirtió con su sombra a las a veces rebeldes islas/estado, y sin menciones, arrugó el ceño a Cuba y Puerto Rico.

En nuestra concepción caribeña deberían estar el sur costero americano, Florida, Venezuela, Colombia, Cuba y una decena de islas/estado más, que, por señalar sólo un punto de su importancia, en los foros multilaterales, OEA y ONU, aportan más de 10 votos que repetidamente han emitido en contra del interés mexicano. Con una concepción amplia, de perspectiva geopolítica, esa es nuestra frontera sur.

Debe aceptarse que los eventos de inestabilidad dados en la región nos están afectando y más nos afectarán. La región es un caldero ebullente. Está la crisis venezolana, los conflictos colombianos, la oscilación en Ecuador, la lavandería de dinero panameña, la próxima sacudida en Cuba. Están la ebullescente Centroamérica y sus radiaciones de migrantes, delincuentes, armas, droga; la costa sur estadunidense, vía de entrada mañosamente ocultada de droga a EU y Florida, ésta que es disimulada fuente de crímenes internacionales, principalmente drogas y dinero negro.

Para más, la región junto con el Cono Sur es objeto de una robustecida presencia política y económica de Rusia y China. En este ambiente, la visita del secretario de Estado de EU es un hecho muy significativo a atender, ¡quizá una naciente guerra fría! No olvidemos: ¡¡América para los americanos!!

Hasta ya entrado el siglo XXI esta concepción panorámica ha sido desatendida por nuestro sector oficial. Es hora de hacerla surgir con las dimensiones históricas correspondientes. Nuestra atención debería darse en tres escalas: Chiapas, Centroamérica y la región completa. Lamentablemente, dentro de esta amplia concepción, habrá que incorporar urgentemente la situación de desastre social en que viven nuestra íntima línea fronteriza, por mil razones, pero la más lamentable es el abandono y simulación del gobierno federal y el disimulo del de Chiapas.

Penosamente se ha aceptado esa degradación como algo normal en la vida nacional. ¿Qué pasó con La Bestia, aquel tren que transportaba inmigrantes en su techo? La ficción de los gobiernos es disimular toda irregularidad. Sí, toda la subregión carece de atención y el caso más agudo es el Soconusco y Centroamérica. La situación es inexplicable, pero sencillamente no se quiere atender.

Los gobiernos de la región prefieren atender sus problemas íntimos de turbación y así decidieron no ver más allá. Los efectos de la guerra interna del El Salvador, los Mara Salvatruchas de los que hay 10 mil en EU, según su Departamento de Justicia; la dictadura de Nicaragua o la crisis electoral en Honduras como ejemplo, hacen que sus gobiernos dejen los problemas regionales, interdependientes, para otro día.

Mientras la comunidad internacional multiplica sus denuncias por tantas violaciones en Chiapas y la situación está al borde de varios algo en el Caribe, no queremos aplicar la visión geopolítica que la semana pasada sí protagonizó Rex Tillerson. México como respuesta de nivel y acción geopolíticos está construyendo orgulloso un cuartel militar en Chicomuselo, Chiapas, (La Jornada, 31/1/18) para cuidar la seguridad de la frontera sur dijo el gobernador Velasco, coincidentemente es la zona de presencia del EZLN.

Es lamentable nuestra arrogancia contra todos esos países que hemos visto como secundarios o simplemente hemos dejado de ver, sin darnos cuenta de los valores positivos presentes en nuestro conflicto con Trump y para nuestros intereses interiores de siempre. ¿Habrá una redefinición? Mientras, ahoguémonos en nuestras miasmas prelectorales.

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