Diana Manzo y Elio Henríquez

Mujeres, las más lastimadas de los pies, pero también las que más animan a continuar

Niños de la caravana, en el albergue de CDMX.

Después de dos días de descanso en el poblado de Tapanatepec, la segunda caravana que ingresó a territorio oaxaqueño el lunes 5 de noviembre avanzó este miércoles hasta Santo Domingo Ingenio, municipio conurbado a Juchitán; muchos caminaron largas horas y otros viajaron en aventones o pagaron un transporte para llegar a la siguiente parada.

Amelia Gómez, alcaldesa de Santo Domingo Ingenio, y personal del Sistema Estatal de Desarrollo Integral de la Familia habilitaron el casino municipal como refugio, donde se proporcionó alimentos y agua al contingente de alrededor de mil 200 personas.

Eva Carrillo, de 45 años y originaria de Guatemala, viaja con sus dos hijas, una de 15 y otra de nueve años; después de caminar cuatro horas y pagar 200 pesos por un taxi, las tres arribaron a Santo Domingo Ingenio.

Mientras ella reposa en un pedazo de cartón, sus dos hijas se entretienen con un juego de lotería sobre garantías fundamentales de los migrantes que funcionarios de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos les proporcionaron.

Unas 20 personas de esta segunda caravana solicitaron su repatriación a los agentes del grupo Beta del Instituto Nacional de Migración, quienes también instalaron una mesa de atención cerca del refugio.

Según el itinerario, este jueves el contingente saldrá a las 3 de la mañana hacia el municipio de Matías Romero, ubicado a 64.7 kilómetros de distancia.

Las mujeres son las que más se cansan y traen los pies muy lastimados, pero también son quienes más dan ánimo y aliento a los que quieren terminar su aventura.

Eva es diabética. En cada sitio que ha visitado los médicos le brindan atención a sus pies y también fármacos; ha pensado en regresar, pero de imaginarse la violencia que se vive en Guatemala y la falta de empleo, respira hondo y sigue su camino.

En su país dejó a dos hijos mayores de edad y hace tres semanas salió de su hogar acompañada por sus dos hijas. La mayor estuvo a punto de morir al cruzar la frontera con México y la menor fue rescatada cuando se la robaban. Antes de partir, Eva y los demás viajeros limpiaron el albergue en agradecimiento por la ayuda recibida.

En Huixtla, Chiapas, Heyman Vázquez Medina, párroco del lugar y responsable de la casa del migrante llamada Nadie es extranjero, informó que la tercera caravana de indocumentados, salvadoreños mayoritariamente, arribó al municipio de Mapastepec.

Los centroamericanos partieron a las 4 de la madrugada caminando y a las 9 comenzaron a llegar al municipio de Escuintla, situado a unos 20 kilómetros de Huixtla, donde algunas personas les ofrecieron agua y alimentos.

Agua, lo que más solicitan

Luego siguieron hasta Mapastepec, adonde comenzaron a llegar por la tarde, después de recorrer 60 kilómetros desde Huixtla.

Lo que más pedía la gente cuando estaba en el parque de Huixtla era agua, porque hace mucho calor, aunque también comida; nosotros (la parroquia) llevamos 3 mil botellas y se acabaron rápido, aseveró.

El presbítero llamó a los mexicanos a que no dejen de solidarizarse con los hermanos migrantes, y sobre todo a las autoridades de los tres niveles de gobierno, porque algunas alcaldías, como las de Tapachula y Huixtla, no aportan mucha ayuda.

Comentó que la Secretaría de Desarrollo Social le dio ayer 100 despensas para que las entregara a los centroamericanos, pero son productos enlatados, como salsas, chiles y frijoles, que muchas veces no les sirven.

Señaló que sólo siete personas de la caravana que ingresó al país el pasado fin de semana decidieron no seguir el camino, porque está muy difícil, y regresar a su país.

En tanto, alrededor de 100 salvadoreños esperaban este miércoles en la población fronteriza guatemalteca de Tecún Umán a otros migrantes de naciones del área para intentar cruzar a México.

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