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Estimadas amigas y amigos:

Saludo con mucho respeto y cordialidad a los presentes, agradezco la invitación para ser partícipe de este evento al ciudadano Presidente Municipal Ingeniero Carlos Herrera Tello y a los integrantes del honorable cabildo.

En Zitácuaro la Heroica, cuna del constitucionalismo mexicano, génesis del Estado Nacional, la conmemoración del 101 aniversario de nuestra constitución, adquiere a diferencia de otros sitios, una relevancia mayúscula, por lo que significa en la historia de la Patria, por lo que implica en la consciencia colectiva de todas y todos los Michoacanos.

Desde los Elementos Constitucionales de Ignacio López Rayón, en ocasión de la instalación de la Suprema Junta Nacional Americana en 1811, se evidencia el espíritu libertario de los zitacuarenses, que en las etapas más trascendentales del devenir histórico, han dado muestra del mas alto compromiso con la causa de la Nación, así fue en la independencia, así fue en la Reforma, en la Revolución y durante la transición de la época contemporánea.

A ello obedece el acendrado patriotismo de quienes se alinearon al bando liberal en la segunda mitad del siglo XIX, para defender los postulados de la constitución de 1857, fuente original de una de las conmemoraciones más arraigadas en el animo de la población.

Por eso la importancia de celebrar con una fiesta que hoy atinadamente nuestras autoridades municipales  han denominado feria monarca y que la han recuperado en su tradición cívica liberal, por ello la importancia de convocarnos en esta explanada para honrar nuestros símbolos patrios y nuestros valores históricos, por ello la necesidad de encontrarnos en el espacio publico y reconocernos como hermanos partidarios de los valores cívicos que refuerzan nuestros lazos y armonizan nuestra convivencia.

El 101 aniversario de la promulgación de la constitución política de los Estados Unidos Mexicanos de 1917, es una gran oportunidad para reflexionar sobre la importancia del pacto fundacional que establece nuestra calidad de personas referidas a una nacionalidad.

Una constitución, es ante todo, el modo a través del cual, un pueblo determina su presente y su futuro.

La Constitución expresa el acuerdo de las fuerzas políticas y sociales, que en un determinado momento resuelven sus diferencias a través de principios y normas fundamentales que organizan el Estado, como instrumento garante de la voluntad y del interés general de la población.

La Constitución no es la hoja de papel, no es el parapeto que justifica el rigorismo legal, ni es mucho menos, instrumento para perjuicio de individuos o grupos. Los derechos fundamentales que reconoce, tienen como  contraparte las obligaciones de todos.

La Constitución es la piedra angular que sostiene el gran edificio de nuestro sistema por el que el derecho cumple su papel con la justicia.

La visión más completa e integral del país, debe caber en nuestra Constitución. Por eso siempre debemos preguntarnos si la realidad de nuestra pluralidad política se encuentra en ella reflejada.

A lo largo de los años nuestra carta fundacional ha sido objeto de múltiples reformas, mas de 700 veces el constituyente permanente como órgano revisor, ha efectuado las modificaciones que se han considerado procedentes conforme a nuestro sistema democrático que da a las mayorías el poder para decidir nuestro destino.

Sin embargo, lamentablemente no siempre se puede afirmar que la mayoría hace razón, sobre todo cuando las reformas tienen por objeto la satisfacción de intereses distintos al interés nacional. Por ello, no debemos perder nunca de vista, que la mayoría decide y la minoría controla.

Esto que ahora podemos explicar a la luz de la teoría, no debemos olvidar que es el resultado de una lucha que costo la vida de cientos de miles de personas. Que cada una de las formulas que en nuestra constitución se establece, tienen su origen en la necesidad de limitar el abuso de poder.

Nuestra Constitución, es una fuente de derechos individuales y colectivos, de mecanismos y procedimientos que garantizan su ejercicio.

Es también el valladar de la injusticia que previene, regula y repara la violación de las normas esenciales de nuestra condición humana.

Nuestra persona frente a los demás, sin Constitución, no sería sino un objeto presa del salvajismo y la barbarie. Por ello se enmarca dentro de las construcciones abstractas que Sartori considera como las más importantes del intelecto humano.

Por estos y otros argumentos, es menester honrar a nuestra constitución, que no es un asunto de legos, ni solo de especialistas, ni solo de políticos o de servidores públicos. La Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, es un valor, es un interés y una preocupación de todos, por eso es grande nuestro deber de respetarla, difundir, promover y defender sus postulados.

Hoy además del aniversario de la Constitución de 1917, conmemoramos también el Centenario de la Constitución del Estado Libre y Soberano de Michoacán de Ocampo de 1918.

Promulgada la Constitución de 1917, todas las entidades federativas se dieron a la tarea de adecuar sus propias constituciones locales. En Michoacán esa responsabilidad recayó en la entonces XXXVI Legislatura Local, la cual además de ser legislatura ordinaria tuvo la responsabilidad de modificar nuestra constitución local para que ésta recogiera los principios y derechos de vanguardia establecidos en la recién aprobada Constitución de 1917.

Al igual que la nacional, la Constitución de Michoacán fue promulgada un 5 de febrero, en aquellos años, el oriente michoacano estuvo representado por el entonces diputado por el distrito de Zitácuaro, Miguel Reyes, quien se desempeñó como Vicepresidente de aquel congreso local constituyente.

En este Centenario debemos recordar que nuestra Constitución local es el documento que actualmente nos rige y con el que nos hemos ratificado dentro del pacto federal, confirmando con ello nuestra vocación republicana.

En esta doble conmemoración, es menester evocar los preceptos y principios que dan vida al marco jurídico, y que son el corazón del Estado mexicano. Que nos distingue frente a otras naciones y que es también símbolo de nuestra unidad e identidad como mexicanos.

Por tanto, En un Estado democrático, constitucional y de derecho, resulta indispensable tener presente nuestro rol como ciudadanos, sujetos de derechos y obligaciones, respetuosos de nosotros mismos, de los demás y de nuestro entorno.

No basta el compromiso moral, que ya de por si es bastante, ni la razón ética que nos confirma como entes socialmente valiosos.

Es mucho muy necesaria, nuestra convicción en favor del prójimo, de la integralidad de nuestras personas en la función social, desde la perspectiva de un todo que no resultará, sin nosotros como los principales artífices  de la solución a nuestros problemas.

México, atraviesa por una coyuntura que nos exige la más alta responsabilidad.

Michoacán como parte de un contexto nacional, no es ajeno a la problemática que acumula variadas expresiones: violencia, pobreza, desigualdad, rezago social, son elementos que indican que aún tenemos mucho por hacer.

Como integrante del gabinete estatal, del gobierno que encabeza nuestro Gobernador el Ingeniero Silvano Aureoles Conejo, puedo afirmar sin temor a equivocarme, que los recursos humanos y materiales, la energía, el ingenio y la creatividad del Gobierno del Estado, han sido enfocados a la puesta en practica de programas, obras y acciones, que atienden los problemas prioritarios de las personas, así como ocurre aquí en Zitácuaro con el trabajo del Presidente Municipal y quienes conforman  el Honorable Ayuntamiento.

Amigas y amigos:

Este año, es un año de renovación, por el que las y los ciudadanos habrán de decidir quienes los representan. Esta posibilidad es lo que caracteriza nuestro espíritu republicano.

No puede ser el año electoral un pretexto para ahondar nuestras diferencias.

Por el contrario, los partidos políticos, los aspirantes a candidatos a nombre de partidos o de manera independiente, deben hacer el máximo esfuerzo por escuchar a las personas, no como poseedores de una credencial de elector, sino como personas.

Estoy seguro, que en el momento que interpretemos de manera correcta el mensaje de la gente, habrá muchas mas coincidencias que diferencias.

México, Michoacan, necesita un destino manifiesto, que nos diga a donde vamos, partiendo de lo que somos.

Esa ruta está en el ánimo social, en lo que la gente mas allá de sus naturales e inmediatas necesidades supone. Está en la actitud de lucha y sacrificio que nos coloca invariablemente en el camino de la esperanza.

La esperanza, no como una divisa electoral oportunista, sino como ese sentimiento original, vigente y eterno de saber que siempre las cosas: PUEDEN SER MEJORES.

Esta es la mejor manera de honrar nuestra Constitución, como un monumento a nuestro deseo infinito de bienestar.

Muchas Gracias.

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